Capítulo 4: Rechazados

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Mierda, mierda, mierda.

Repetía esas palabras en mi mente una y otra vez mientras revolvía los cajones de mi habitación. ¿Por qué? Bueno...

Lo primero que hice al despertarme fue ir al baño. Viéndome en el espejo noté un detalle aterrador: ¡había quedado una marca del chupón de Itsuki en mi cuello! 

Obviamente, no podía simplemente dejarlo ahí. Estaría en graves problemas si mi familia o compañeros lo notaban. La única idea que tuve en el momento fue taparlo con algo de ropa. Razón por la que me encontraba revolviendo los cajones.

Prácticamente de milagro, ya que no recordaba siquiera haberla comprado, encontré una bella bufanda perfecta para cubrirme. Además, era un día bastante fresco por lo que no debería despertar sospechas. Sólo tenía que asegurarme de no quitarmela en ningñun momento como Sora.

(...)

- ¡Felicidades, Itsuki! -comentó Tanaka aplaudiendo, una vez que este contó sobre lo que pasó con Saya el día anterior

Era la hora del almuerzo y nuevamente nos encontrábamos los cuatro en el patio. Itsuki no podía disimular la felicidad que sentía al recordar los hechos.

- ¡Y tenías razón, Sora! -exclamó tomándome por sorpresa

- ¿Razón de qué? -pregunté confundido

- Le consulté por qué no me había pasado su número de teléfono y realmente tenía sus motivos, cómo vos habías dicho.

- ¿Y qué motivo fue? -cuestionó Tanaka

- Parece ser que no tiene celular. Así que me dio el número de la casa directamente.

- ¿¡No tiene celular!? Que raro...

- También pensé que era raro, honestamente. Pero he decidido confiar ciegamente en ella, porque nos amamos -respondió con un aire de superioridad

- Sos un idiota enamorado... -comentó Tanaka riendo

Confía ciegamente en ella... pero hace mal en confiar. No es quién él piensa. No puedo seguir más con esto. Tengo que decírselo. ¡Ya mismo!

- Itsuki... -comencé a decir pero

- ¡Cómo te envidio, amigo! -me interrumpió Tanaka inesperadamente -Creo que ya lo vengo diciendo desde hace unos días, pero realmente tenes suerte en haber conseguido a una mina así.

- Sí, ya lo dijiste. Te advierto que te mato si le pones un dedo encima, por cierto -aclaró celoso

- No te preocupes, no lo haré -lo calmó -aunque me encantaría tener a alguien así. Una chica dulce y atractiva con quien pasar el tiempo, que me cocine, que sea celosa, que me ame, alguien a quien podría proteger... -fantaseaba Tanaka con los ojos cerrados -y para hacerlo también, obvio -agregó refiriéndose a tener sexo. Se quedó callado y con los ojos cerrados por unos momentos, y después los abrió sorprendido. Miró a Ciel quien estaba a su lado -Que extraño, estaba seguro que ibas a pegarme por ese comentario.

- ...

Ciel no contestó. Sinceramente, todos estábamos esperando lo mismo. Fue en ese momento que noté el rostro de tristeza y de preocupación que tenía.

- Hoy no estoy de ánimos -dijo finalmente y se levantó -voy a volver al aula -agregó y se marchó

- ¿Creen que está bien? -pregunté intranquilo

Si fuera mujer, ¿podría enamorarme de tí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora