Narr. Alex
Ya habían pasado años desde que tuvimos que dejar Paris, según Yago era mejor irnos de ese lugar ya que allí solo me ponía triste.
Pero eso era normal, en ese lugar conocí a mis primeras amigas, Cheris y Marcel, disfrute con ellas hasta que fallecieron sin olvidar que eran las únicas humanas que no se asustaron cuando les conté que era mitad vampiro y amante de un lumia.
Ellas siempre bromeaba ante la envidia que sentían ante mi no envejecimiento y que viviría "eternamente" sin embargo.
¿De qué me servía la eternidad si a todos los que amo se irán mucho antes que yo?
Si no fuera por Yago, estaría solo y triste en una vida monótona, aburrida, solitaria; gracias a esta reflexión a estas alturas comprendía los sentimientos que tenía mi abuela al ver morir a sus descendientes y el por qué estaba a la defensiva con mi encuentro con Yago.
Perdido en mis pensamientos no prestaba atención a lo que ocurría a mi alrededor pero no importaba mucho, estaba en mi casa.
— ¿En qué piensas Al? —Di un pequeño chillido cuando Yago hablo sintiendo de inmediato a este apegarse a mí con más fuerza— Si actúas así creeré que es algo malo.
— N-no, solo que me asustaste —Volteé a verlo ya que me encontraba en el balcón de nuestra nueva casa— Pero dime ¿Qué deseas?
— A ti, en un pastel. . . Cubierto de chocolate y crema batida. . .
— ¡YAGO! Hablo enserio.
— ¡Yo también! —Dijo empezando a reír, dejándome recordar por qué amaba su risa, esta es alegre y llena de energía masculina.
Él tomó mi mano y me atrajo al interior de la alcoba en el cual me recostó en la amplia cama, nos empezamos a besar sin control mordiendo nuestros labios para saborear la sangre del otro, este hábito había empezado después de que bebiera su sangre en aquel callejón detrás de la cafetería en que trabaje hace mucho tiempo.
— Mmm~. . . Yago~. . . —Nos separamos dejándome algo agitado— Dudo que sólo para tener sexo me estabas buscando. . . ¿Qué querías?
— A sí sobre eso. . . Kala y Panthia iban a venir a verte, para darte una buena noticia —Hablo quitándome la camisa que llevaba mientras estaba sobre mí.
Cuando termino de quitarse la camisa pude notar el deseo reprimido de mi pareja, tirando su camisa alcé mis manos para tocar su torso desnudo que ante mi tacto era duro y frío, con una sonrisa en sus labios le escucho decir si me gustaba lo que tocaba, sonrojándome por este comentario descarado infle mis mejillas pero solo asentí, sí me gustaba el cuerpo de Yago, me gustaba el frío que emanaba, que llevara mi aroma después de estar tanto tiempo junto.
Tomando mi camisa la alzó hasta hacer que mordiera el dobladillo y darle permiso a que sus labios fríos tocaran mis pezones donde ya había dejado marcas lascivas de la noche anterior.
Aprovechando que estaba distraído haciéndome gemir bajo ante sus lamidas, con un movimiento con mis piernas lo hice cambiar de posiciones estando ahora él contra la cama, soltando un gemido bajo al ver lo bien sujeto que estaba a mis pezones frote su miembro activo escondido entre sus pantalones con mis nalgas que estaban cubiertas por la ligera tela de mis bóxers.

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Mi Dulce Corazón
RomansaSegundo libro de Dulce Travesura, no es necesario que lean esa novela para entender esta, al igual que la primera solo van a ser pocas paginas. (O eso espero -_-)~ ¡Ah! También será muchos años después de lo sucedido en los extras y está narrado en...