Prólogo 2

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—Somos amigos—.Sus palabras reflejaban nerviosismo, después de todo, no quería perderla.

—¿Amigos?—. Un sonrisa amarga apareció en el rostro de ella.

—Claro que somos amigos, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente se daría cuenta de que me he enamorado de ti—. Continúo la rubia

Él quedo inmóvil en su lugar y su rostro reflejaba sorpresa.

—¿En verdad nunca te diste cuenta?—. Su sonrisa amarga permanecía ahí y los ojos de ella se cristalizaron—.Lamento haberte arruinado el día con mis sentimientos, sé que tu no sientes lo mismo—. Lágrimas empezaron a resbalar por aquellas mejillas—.

Él solo la miro, conmocionado por la confesión de su mejor amiga, lo pensó un poco y se dio cuenta de que eso explicaba mucho los sonrojos, acciones y gestos que ella tenía cuando el se acercaba de vez en cuando.

¿En verdad había sido tan idiota como para no darse cuenta antes?

Le encantaba estar a su lado, hablar con ella, comer con ella, pasear con ella,  reír con ella, sonreír con ella. Ciertamente Lucy era de esas personas que están dispuestas a darte una mano en cualquier situación sea buena o mala, cualquiera podía enamorarse de ella, pero él solo la veía como una amiga, su mejor amiga.

No era capaz de corresponderle, a pesar de que sería capaz de muchas cosas con tal de mantener a su lado a su mejor amiga, él no podía mentirle, sabía que Lucy no merecía vivir en una ilusión a su lado. 

—Adiós, Natsu—. La miro por ultima vez, recordando todas las aventuras que habían vivido juntos, cuando ella llego a su vida y logro sacarlo de su oscuridad, cuando ella le enseño a brillar y mirar el mundo de manera distinta, ella le había enseñado el verdadero significado de soñar y estaba eternamente agradecido con ella por eso.

Él vio como ella dio media vuelta y empezó a avanzar hacia la terminal del aeropuerto para abordar su vuelo.

Quería alcanzarla, tomar su mano, y seguir como antes, pero él sabia que no podía, ella ya había tomado su decisión, una decisión en la que él no se encontraba. Lo último que vio fue su rubio y hermoso cabello antes de desaparecer por aquella puerta, y en ese momento una punzada apareció en su corazón.

El se derrumbo en ese instante, ella se había ido y una parte de él con ella, la rubia que a partir de ese momento se mantuvo en sus sueños y en su corazón.

Ese sería el inicio de su dolor.

Donde empezó a amarla.

Donde se dio cuenta de que la necesitaba.

Donde entendió que debía recuperarla.

Donde comenzó a soñar, no por él, sino por ella.

Volver a soñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora