7. The eight pages

96 7 5
                                    

Intento concentrarme, quiero llegar hasta Él. Mirarle a la cara y acabar con su existencia. Este tiempo me ha servido para aprender, y sé que no puede leer mis pensamientos. Mientras no hable, puedo tramar mi plan.

Una duda me surge de pronto, ¿cómo se mata a un muerto? Porque prefiero pensar que me voy a enfrentar a un ser sin vida que a todo un dios. No tengo tiempo que perder, cuando amanezca, no podré seguir hasta la noche.

Me centro en su señal, esa línea invisible que me mantiene unida a sus órdenes. Debe de haber algún modo de encontrar su escondite. Debo concentrarme.

De pronto, siento una sensación nueva. Como si levitara, me siento transportada a un bosque, sitio que conozco a la perfección. Se trata del Hoia Baciu, en Rumanía, un lugar plagado de leyendas urbanas debido a su ambiente tenebroso. ¿Será ahí donde se esconde? No tardo en descubrir que sí... por desgracia.

—Aquí estoy, pequeña hija de puta —dice Él de pronto, más enfadado que nunca—.

Intento hablarle, pero no escucha, no quiere hacerlo, únicamente habla.

—Era muy fácil. Yo mando, tú matas. Pero has optado por revelarte contra tu dios supremo, ingrata de mierda —su tono se endurecía—. ¿Quieres jugar? Pues juguemos.

No dijo nada más. Siento una fuerte sacudida seguida de una caída sobre el barro. Todo estaba oscuro. Cuando intento levantarme, algo cae sobre mi cabeza. Por el tacto supongo que se trata de una linterna, así que busqué el botón y la prendí.

Estaba en el bosque, en el Hoia Baciu, el de la visión. Él me había llevado hasta allí y me había dado una linterna. Lo que en otras circunstancias podría parecer una ayuda por su parte, ahora mismo me da miedo. A mi alrededor no hay nada fuera de lo común, ni rastro de Él. Pero aún sabiendo que voy directa a su trampa, me encamino a su encuentro.

Caminar sobre el barro se hace lento y pesado. El paisaje no muestra ningún camino que seguir. Todo es tristemente igual, tan aburrido como tenebroso. ¿Y si realmente Él no se encuentra aquí? Empiezo a pensar que este bosque es una especie de cárcel para proxys, un cruel lugar donde pasar la eternidad. Porque soy inmortal, debo hacerme la idea que si llego a derrotarle, no tendré ningún lugar donde estar. Él me lo ha quitado todo, hasta el alma.

Algo se mueve en un árbol. Lo alumbro con la linterna temiendo lo peor, y descubro que se trata de un papel clavado, una nota escrita con rapidez. Me acerco poco a poco (con toda la rapidez que me permite el barro) y la miro de cerca, «Help me», ayúdame.

 Me acerco poco a poco (con toda la rapidez que me permite el barro) y la miro de cerca, «Help me», ayúdame

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La cojo para buscar en ella algún rastro de su autor, pero no hay nada más que el alarmante mensaje. No tardo en encontrar otra nota, más inquietante que la anterior,  «No mires, o Él te capturará». Esta va acompañada además de una figura humanoide, sin ningún rasgo reconocible. Empiezo a sentir miedo. Nunca creí que realmente podría encontrarle, y ahora parece que no está muy lejos.

Huye de mí, soy una proxyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora