Capitulo 1

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La mañana estaba totalmente preciosa, pajaritos cantando en la ventana, el sol radiante , iluminando cada rincón de la habitación, tan perfecto, pero ... los rayos del sol me pegan justo en cara y los pajarillos cantarines parecían dar un concierto de rock pesado.

Un gran gruñido brota de mis labios mientras cubro mi cabeza con la almohada. Es tan destable la interrupción de mi sueño de belleza. 
A regañadientes me levanto de la cama con los ojos cerrados y cierro las persianas, para volver rápidamente a la cama y tumbarme en ella boca bajo. Me relajo  dejando a  Morfeo venir por mi...

— ¡Mía !— tocan la puerta de mi habitación como si quisieran tumbarla.— levántate, el desayuno está servido— Suspiro con pesades, el sueño domina completamente mi cuerpo pero mi estomago se niega dejar pasar la oportunidad de ser llenado.

Ahg! Solo quiero dormir,¿ tan difícil de entender es eso?. Pero al parecer el destino, karma o lo que sea-y el monstruo que tengo por estomago- no parará hasta que me despierte totalmente impidiendo encontrarme con mi preciado Morfeo.

—  ya voy— mi voz sale ronca y poco entendible, aun así lo suficiente para que la persona tras la puerta dejará de insistir.

Me levanto nuevamente, y camino a paso zombi hasta la puerta, tanteo en medio de la oscuridad de la habitación el picaporte , y lo abro. En  la cocina, mi abuela me espera tomando  café.  La variedad de aroma que va desde el café a los budines y panqueques me reciben al dar el primer paso en ella. 

— Uf, ¿ que cara es esa? — pregunta con burla al verme. Hago una mueca de tristeza mientras avanzo a sentarme.

— oye- me quejo pero luego sonrío- pero si es la cara de tu nieta favorita... y la más bella.

Su risa retumba en toda la habitación y me hago la indignada, ¡ Que descarada!

— Eres mi única nieta, Mía, no tengo opciones— vuelve a reír.

Ruedo los ojos y comienzo a servirme Tostadas , café y mermeladas. Mis tripas se sacudieron con el primer bocado, el sabor del dulce de leche en mi lengua estallan provocando querer comérmelo solo a cucharadas. Pero la atenta mirada de mi abuela evita que haga cualquier movimiento fallido.

- de igual manera. Soy el tipo de persona que todos aman- me encogí de hombros, mientras untaba más dulce de leche, bendito sea quien lo haya creado.

Tal vez deba comenzar a hacer actividad física, o tanta comida que ingiero se empezará a hacer presente en mi cuerpo, y no quiero ser una Mía en versión bolita, niego rápidamente. Soy  exigente con mi cuerpo.... Naaa nunca hago nada por mi salud física , solo como y como, ¿que puedo decir? Entre la comida y yo hay química.  Hacer ejercicios conllevaría mucho esfuerzo y tiempo. Mi lado perezoso se niega rotundamente a ello, de solo pensar me entra fatiga. Mejor paso. En otra vida tal vez.

— Mía — levantó la mirada y la fijo en mi abuela. — ¿has recogido tus cosas? —

Mis ojos se abren a mas no poder, le muestro mi mejor cara tierna. Y río levemente.

— Ay abuela, claro que si. ¿qué pregunta es esa ? — me levando de mi asiento tranquila  y tomo varias tostadas con dulce untado— bueno, iré a.. pasear al perro. Nos vemos en un rato— camino a pasos lentos hasta la salida, ya fuera de la su vista corro a toda prisa hacia mi habitación.

— No tenemos perro niña.- el grito de mi abuela llega a mis oídos provocando que sonría hasta pude imaginarla golpeando su frente con la palma de la mano mientras le renegaba a dios por tenerme a su cuidado, bueno,de lo ultimo oí de su murmullo. -En dos hora vendrá el camión de la mudanza, más te vale estar lista pequeña. — 

Mi LobitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora