Capitulo 28

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Una semana.

Una semana fue lo que costó que volviera a caminar sin cansarme y tener ayuda. Tuve que soportar gran parte de ella estar conectada a sueros, las nauseas no me dieron tregua en ningún momento, lo que no ayudaba a  mi avance por ingerir nutrientes para mi y mi bebe. Podía decir  que hasta tenia miedo de comer, vomitar era una de las cosas mas desagradables que podían suceder, de solo ver comidas ese sentimiento de volcarlo todo en el retrete me invadía. En varias ocasiones me negué a comer, fue algo duro, porque la insistencia de Zac con que comiera me abrumaba, era desesperante, porque aunque sabia que tenia que estar bien por el ser que llevaba dentro mio, también sabia que todo aquello que ingería no duraría mas de dos horas en mi estómago. Por lo que discutíamos gran parte del día, sinceramente me estaba sacando de mis casillas cada vez mas. Claro como no era él, quien tenia que aguantar todos los síntomas del embarazo...

-No voy a comer ese caldo ¡ZACHARY!- Me voltee a verle furiosa, poco más y me salían chispas por los ojos. Sabia que aquello le molestaba y mucho, pero ese lobo no se ponía en mi lugar.- No insistas,  porque no lo haré, de todas formas luego vomitare todo.-suspire cansada.

Apoyo el plato con el caldo de pollo en la mesa de forma brusca, derramando un poco. Cosa que no le importo, sus ojos me veían fijos como si de aquella manera aceptaría comer. Iluso. 

-Mia, tienes que comer. Es la vida de nuestro hijo la que esta en juego por tus caprichos.- En la sala ya no quedaba nadie, todos huyeron cuando comenzamos a discutir. Era nuestro pan de cada día.- Si no comes por tu cuenta te obligare.- su tono de voz no me gusto. Era una amenaza que cumpliría. 

Sus palabras me enfurecían, ¿caprichos? ¿obligarme? Le mire perturbada, sin poder creer en verdad lo que estaba diciendo, como si no me importase la vida de mi propio hijo. Las lagrimas empeñaron mis ojos sin poder contenerlas, es que aquello me sobrepasaba, no quería llorar pero la presión era tanta....

Me estaba tratando como una persona cualquiera. El amor de mi vida me veía furioso parecía un loco, me asusto, en verdad lo hizo. Aquel no era el Lobito del cual me enamore, no era el Zac que yo conocía, este tipo era un desquiciado. Que me amenazase de esa forma.... veía lo capaz que era. ¿ que tanto llegaría hacer para seguir con sus ideales?

Mi corazón volvía a doler. Pensaba que esto sería una experiencia hermosa, inolvidable. Vivir mi embarazo entre los dos disfrutando cada día el desarrollo de nuestro bebe. 

Inolvidable... si, estaba segura de que no olvidaría esto. 

Mi corazón estaba agitado. Trataba de calmarme, no era bueno que una embarazada sufriera estrés o emociones muy fuerte. Consejos de la abuela. 

Pero tener a ese hombre frente a mi, solo me generaban ganas de mandarle al infierno. Es que era imposible tratar con él. Toda esta semana a sido lo mismo, ordenes, ordenes y más ordenes,  todo por el bebe que llevaba en mi interior. Me dolía mucho su comportamiento, sabia lo que estaba sucediendo, nos estábamos alejando, por culpa suya, porque en su cabeza de chorlito mis palabras no tenían efecto. 

Si sabia que debía comer, y el no hacerlo me preocupaba, mucho mas cuando el ser que cargo no es humano, sino un lobo. Razón por la que hablé con el doctor Miller quien me preparo un suero, con lo suficientes nutrientes para que mi bebe y yo estemos bien, eso me tranquilizo. Aun así de mejo en claro que debía intentar comer algunas cosas, no mucho, nada que forzara mi estomago, también me día unos calmantes para las nauseas, lo que ayudo un poco, pero sentía que iba mejorando. 

Zac no se quedaba quieto caminaba de un lado a otro, se estiraba los cabellos y golpeaba las cosas. Era extraño verle tan alterado, cuando era el hombre más inexpresivo del mundo. Esto de ser padre le pego duro. 

Mi LobitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora