Juro, que cada vez que cierro los ojos, sueño contigo.
Sueño con lo que somos y lo que podemos ser.
Sueño con la calidez de tus manos entrelazadas con las mías.
Sueño con tu sonrisa, tu mirada, el sonido de tu risa ante las tonterías que digo.
Sueño contigo, diciéndome cosas lindas, y conmigo, no arruinando las oportunidades que me da la vida.
Sueño contigo todo el tiempo y es que no me arrepiento. En mis sueños, compenso la cercanía que no podemos tener en persona. Lo sé, soy cobarde.
Tengo miedo. No del qué dirán o del qué hacer. Tengo miedo de arruinar algo que construyamos juntos porque yo destruyo todo lo que toco.
Sueño con la posibilidad de corresponder tus sentimientos porque aunque lo haga en la realidad, tú no pareces percatarte de ello.
Sueño con las palabras adecuadas para decirte que eres lo que quiero y necesito.
Sueño gritándole a todo el mundo que me gustas y que quiero estar contigo.
Juro que, cada vez que abro los ojos, mi odio interno crece un poco más. Porque en mis sueños digo y predico todo lo que no puedo, mientras que en la realidad sólo creo un espejismo de indiferencia.
