Intentaba evitarte, a toda costa. Ella decía que te diera una oportunidad, que al menos intentara conocerte. Todo se trata de intentar, ¿no? Esa es la clave.
Y así fue, en aquel roto, frío y duro corazón, se abrió una pequeña grieta, por la cual empezaste a entrar poco a poco, sin que tú o yo nos diésemos cuenta.
Cuando reparé en que estabas aquí, ya era demasiado tarde. Tu calidez recorría cada esquina de mi cuerpo y aquella boba sonrisa aparecía en mi rostro cada que pensaba en ti.
Creías que te regañaría si hablabas conmigo, la verdad es que me causó mucha gracia cuando me enteré de eso; pero es que así soy, señales de peligro y de "aléjense mientras puedan" estallan con focos rojos cada que alguien intenta ser cercano a mí. No soy una persona fácil, realmente puedo complicar la existencia de los demás, un volcán a punto de estallar.
Pero a ti no te importaron todas esas señales de emergencia, y te quedaste aquí.