Me acerqué

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Recuerdo que a ella le encantaba hacer planes en los cuales ambos terminábamos juntos de una manera u otra. Ella era como un nexo que nos mantenía juntos sin importar qué.

Pero luego ella se fue alejando lentamente y junto a ella la posibilidad de estar a tu lado. Y es que cuando ella se fue no sabía cómo acercarme, cómo hablarte, qué decirte, sino hubiera sido lo suficientemente cuerda, seguro me acercaba y te decía la primera tontería que se me ocurriera. Pero es que ya me interesabas lo suficiente como para dejarte ir.

Entonces cometí una tontería, tal vez lo suficientemente grande como para que tú notaras que me importabas.

Todo empezó en aquella clase en la que debíamos formar parejas, en verdad quería estar contigo, pero era muy cobarde. Había aceptado el hecho de que al final no íbamos a estar juntos... pero después cometí todas esas tonterías. Hice y deshice todo lo que estuvo a mi paso con tal de estar contigo, y así fue.

Esa clase sólo fue el comienzo, era lindo tener un motivo por el cual no desanimarme. Esos cincuenta minutos que pasábamos sentados en la misma mesa, eran relmente importantes para mí.

Luego, al igual que ella, comencé a alejarme de las que se llamaban ser mis amigas, aquellas que me abandonan cuando yo tenía por sentado su compañía. Empezaba a estar sola y eso me entristecía más de lo que podrías imaginar, pero luego tú apareciste de nuevo.

¿No te importa si me siento contigo?, me preguntaste en una clase. Yo te respondí que no, pero en realidad sí me importaba. Llegaste en el momento que más fatal me sentía y no te alejaste a pesar de todas las veces que había sido una mierda contigo. Fue en una clase y luego en dos, cuando me percaté en la mayoría de las clases te sentabas conmigo y eso me hacía feliz, muy feliz.

No dejaste que me pudriera en mi soledad, como todas las demás personas hacían. Disfruté de cada clase y receso en los cuales decidías quedarte conmigo, cuando me ayudaste a estudiar para la exposición por la que estaba muy nerviosa y cuando me escuchaste hablar sobre las cosas que me emocionaban.

Acercarme ha sido lo mejor que he podido hacer, gracias.

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