No puedo contar la cantidad de ocasiones que te he decepcionado porque sé que lo he hecho, y muchas veces. A pesar de que tu sonrías y digas que no, que todo está bien, sé que la he cagado.
No soy lo que tú piensas, ni siquiera sé qué te llamó la atención sobre mí, si mi actitud es un mierda.
Ella dice que a los chicos les gustan las personas que se hacen difíciles, pero no creo que esa sea la justificación adecuada para la estupidez, esa no te la quita nadie.
Demonios, eres un estúpido. ¿Por qué te gusto? ¿Qué tengo de especial? Puedo contestarte esa pregunta: nada. Entonces, ¿por qué sigues aquí a pesar de todas las veces que te he decepcionado?
Mi naturaleza no me permite estar con personas como tú, yo soy una porquería y tú eres la clase de pareja ideal que cualquiera querría.
Demonios, eres un jodido sentimental. Recuerdo cuando comenzaste a llorar en aquella clase porque el profesor no te aceptó un trabajo. Me daban ganas de decirte, ¡lidia con ello! Pero ya tenías quien te consolara.
¿Lo ves? Mi sensibilidad es peor que la de una roca, es más, un roca es un poeta bohemio en comparación mía.
Estoy casi segura que mis palabras te han devastado más de una vez, no soy como aquellas que lanzan comentarios lindos y sonríen con facilidad. Soy más bien callada, grosera y bastante seria, aunque sé que me rio de muchas tonterías y sonrío a lo estúpido.
Te voy a terminar hiriendo.