A aquél taxi le costó llegar demasiado tiempo a nuestra acera, me estaba impacientando
-Deprisa, al hospital.
Sin un previo "hola" o un "por favor", haciendo notar mi nerviosismo. Pero antes de que pudiese meter a aquél chico en el coche, alguien me cogió de los hombros y tiró hacia atrás.
-Es una trampa.
En unas décimas de segundo, tanto el herido como el conductor, sacaron una navaja.
-Dadnos todo lo que lleváis encima, si no queréis acabar peor de lo que ya estáis.
Me quedé en shock, no podía actuar, no podía moverme.
Pero alguien lo hizo por mi.
El chico que me había agarrado el hombro, tiró hacia atrás de mi. Por poco casi acabo en el suelo, pero eso no era lo importante del momento.
Una navaja más grande que la de aquél tipo se asomó por el bolsillo interior de su chaqueta.
Vi como esas miradas entre ambos se iban afilando lentamente, podía notar el ambiente frío y tenso.
Pero antes de que cualquiera de los dos hiciese un movimiento, el conductor avisó de algo.
- ¡Tú! Déjale, viene su banda en dos coches, vámonos.
Y en cuestión de 1 segundo, vimos como aquellos dos salían por patas.
No sabía en qué me estaba metiendo, al menos, conseguí que mis piernas respondiesen y salí corriendo.
Al menos eso pensé que haría.
Aquél desconocido que me salvó de los dos bándalos volvió a agarrarme del hombro, pero esta vez, haciendo que acabase en su abrazo.
Cuando iba a empujarle lejos y salir corriendo, me quedé helada al escuchar su voz.
- Gracias por venir a ayudarme.
