- Kumiko
Casi desesperado, mi padre, dijo mi nombre por séptima vez, mientras seguía desgastando el suelo de mi casa.
Era su manía personal, no se podía hacer nada. Al fin y al cabo el es europeo.
Mi padre no podía negarse a todo lo que le mandaba mi tío (el jefe de la mafia de mi barrio, más o menos), siempre le recriminaba que él era adoptado, y tenía que obeceder a su no-hermano mayor.
Mi padre me daría pena, si le tuviese cariño.
- Que quieres, padre, no tengo todo el día
- Tu... tu tío Kumiko, él tiene una misión para mí - se llevaba las manos a la cabeza
-¿Y qué tiene que ver conmigo? - contesté mientras masticaba un trozo de tostada - es muy temprano padre, ve al grano
- Necesito que cumplas la misión tú
- ¿Qué? ¿Otra vez? - suspiré -dame el papel, inteligente.
Después de media hora buscando el papel por los bolsillos de su traje, consiguió encontrarlo.
- ¿Ves al tipo de la foto? Tienes que espiarle y averiguar donde vive, su madre, algo tiene pendiente con tu tío.
- No se le ve bien la cara, pero supongo que teniendo su nombre, será fácil. Ahora vete de mi casa antes de que tenga que cambiar el suelo.
Sin muchas despedidas, se fue rápidamente de mi casa.
Ni mi corazón ni mi cerebro estaban estables para esto, cualquier error, es el último que cometerás en tu vida.
Pero aún así, tenía que hacerlo.
Volví a escupir mentalmente al que me rompió el corazón y empecé a prepararme.
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- Bien, el móvil, la cartera...
Estaba revisando que tenía todo cuando alguien llamó a mi puerta
Era Shen y unos cuantos más.
No me olía nada bien,
espera.
¿Cómo sabe que esta es mi casa?
Necesito una segunda salida.