Había tenido un día realmente pesado, no estaba dando todo de mi y sólo quería que todo terminara por fin. En mi mente hice un recuento de lo que podría comer en casa; la música del elevador me relajó un poco, alcé la mirada al techo para contemplarlo como si ese decorado en café con textura rugosa tuviera algo super interesante.
De pronto, el sonido que hacía al detenerse me sacó de mi pequeño y satisfactorio trance. Lo vi.
En realidad en Japón había mucha gente parecida, mucha. Podía ser sólo una casualidad que el hombre que había abordado del séptimo piso, de traje sastre, corbata lisa color naranja, alto, de buena forma (o eso parecía) y con una barba bien recortada y elegante se pareciera demasiado a Daichi Sawamura. Ya saben, las casualidades existen pero no de esa manera. No de las que todos pensamos que van a ocurrirnos.
Permanecí al centro y al fondo de aquel espacio, de pronto pude notar el increíble olor de su colonia, era suave y delicioso, me invitaba a acercarme más y más y olerlo por horas. En ese momento recordé que Daichi casi no usaba algo para perfumarse pero tenía un olor corporal natural muy dulce, eso también me gustaba.
Piso 17, tenía que bajar y me acerqué a la puerta. En aquel piso estaban los mandos administrativos, tal vez no los más altos pero si quienes tenían a su cargo a un departamento. Se abrieron las puertas y el tipo que viajaba a mi lado también lo hizo.
-Hola Todoko- le dije a la pequeña y linda recepcionista.
-Sugawara-san ¿qué te trae por aquí?- respondió mientras dejaba a un lado su lima de uñas y ponía el silenciador al micrófono.
-Ya sabes, vine a verte por supuesto- algunas veces me gustaba ser un poco coqueto y galán pero con Todoko podía darme las de Don Juan, ella era muy linda y la consideraba una buena chica.
-El señor Ushijima me dijo que te diera esto, así que ya puedes dejar de jugar- me dijo mientras me entregaba una buen cantidad de documentos.
-¡Me has descubierto, Totoko-chan! Aunque siempre es bueno venir a verte. En fin, me voy. Te veo luego- le dije con una sonrisa y me di la vuelta de inmediato.
"Buenas tardes, soy Sawamura Daichi, vengo a ver al señor Hajime Iwaizumi"
Pude escucharle desde donde estaba esperando el elevador, voltee la mirada y, sorprendentemente, él también me estaba mirando. No sabía como reaccionar, mis ojos no podían creer que esta vez si veían a un Daichi real y no era sólo una burla de mi mente. La expresión de mi rostro denotaba sorpresa. Sentí que mis piernas iban a flaquear, mi pecho se hacía cada vez más pesado y mi corazón latía a mil por hora. De verdad era él.
Quería correr, quería huir y no volver a saber de él, no estaba reaccionando para nada y fue tanto así que no escuché que el elevador había llegado y se fue de nuevo.
No sé que le había dicho Todoko pero le dio las gracias y comenzó a caminar hasta donde yo estaba. Mi cerebro mando una orden a todo el cuerpo"huye" pero no sabía bien como hacerlo, recordé las escaleras y en cuanto vi que estaba a tres pasos de mi, emprendí mi huída.
Abrí una puerta al otro lado de las oficinas que daban a los baños y justo entre estos estaba un elevador para cargas y a un lado la puerta para las escaleras de emergencia
"Suga" escuchaba como me llamaba y quería ganar mucha ventaja, no estaba dispuesto para poder hablar después de todo este tiempo. Yo aún no estaba preparado mentalmente. Intenté brincar los escalones pero mi condición ya no era la misma de cuando estábamos en secundaria. Al contrario de mi, él parecía que mantenía el ritmo muy bien.
Cuando me di cuenta, ya había bajado hasta el piso 11 y recordé que en el piso 9 se encontraban unos baños. Mi plan era ir a encerrarme ahí. Di todo lo que me quedaba de fuerzas y pude acelerar un poco más; "Sugarawa, espera" pude escuchar y estaba dando mi último aliento.
Por fin logre llegar, abrí la puerta que daba a otro pasillo, di una media vuelta a la derecha y tomé la puerta rapidamente para poder adentrarme a aquel frío lugar. Me encerré en uno de los sanitarios, después pude escuchar como él entraba, estaba jadeando por todo lo que le hice pasar y yo sólo pude subirme con cuidado a la taza y no respirar. Podía oír sus pasos acercándose al último cubículo, donde yo estaba, quiso abrir pero se dio cuenta de que estaba cerrado.
-Por favor...- Dijo y todo aquel cuarto se lleno de su voz, me trajo un recuerdo agridulce de ambos -Abre Suga...sé que estas ahí- me decía suplicante.
No podía abrirle, quien sabe que iba a pasar después de todos estos años en los que estuvimos separados, estaba confuso, ambos lo estábamos. Mil emociones llegaron a mí desde el momento en que lo vi y no podía dejar que me afectaran de nuevo; ya había superado esa etapa, esos sentimientos y pensamientos, ya no quería saber nada de él otra vez porque sabía que iba a caer de nuevo en un pozo sin fondo y saber que ahora él había tenido una vida normal, que era feliz sin mí y que incluso ya ni me recordaba hacían que mi alma se destrozara en cada oportunidad.
Mi cabeza daba vueltas y mi pulso estaba más acelerado que un auto de F1.
-Su...Koushi- pronunció mi nombre, ese que en sus labios se oía hermoso, nunca lo había amado tanto como cuando él lo decía.
Yo estaba a nada de dejar salir mi río (y vaya que lo era) de lágrimas. Aún con todas las dudas desde la punta de mis pies hasta el último de mis cabellos, quité el seguro y la puerta se abrió. Estaba a unos pasos de mí y yo sólo mirando al suelo con ambas manos en mi pecho y como si estuvieran resguardando algo... mi corazón seguramente.
-Gracias- dijo y se acercó. No me tocó, no hizo nada.
Me bajé del váter y fue entonces cuando quedamos aún más cerca.
-Yo...- su voz era mucho más grave y había tomado un tono muy sensual.
-No digas nada- lo interrumpí, me mordí el labio, estaba tembloroso y las manos me sudaban. Sólo él hacía que yo tuviera esas reacciones, nadie más. Todo le pertenecía a él, desde siempre.
Mi cuerpo reaccionó, no sabía ni lo que hacía, lo abracé. Mis brazos le rodearon el cuello. Todo era diferente pero a la vez igual.
Estaba mucho más alto y casi estaba de puntillas, su aroma ahora si me embriagó, me llenó hasta la última de mis células, volví a sentir paz pero a la vez también que mi guerra interna comenzaba. No quería que ese momento terminara, ya no quería sufrir lejos de él y algo dentro de mi decía que ya no lo tenía que dejar ir. Me importaba poco su futuro, si tenía a alguien o no, si ya era padre o seguía soltero. No quería pensar en eso ni un momento, de pronto sentí sus brazos rodearme la cintura y atrayendome más. Me sentía plenamente correspondido en todos los sentidos, era esa conexión que antes no había notado pero que ahí se encontraba.
Estaba tan feliz, en ese momento éramos sólo él, yo y el amor que le tenía.
-Te he estado amando durante estos últimos años, no te he olvidado... perdón- fue lo que dije mientras tenía un nudo en la garganta; hacerme fuerte ya no me iba a salir.
-Tenemos que hablar sobre eso, hay algo muy importante que debes saber- susurró en mi oído, no de una manera alarmante, más bien era calmada y tranquilizante. O eso percibí.
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No me linchen plisu! ;3; Vamo a calmano~ y a leer mi excusa (?)
Bueno, no hay ninguna xD sólo flojera y falta de inspiración pero por fin regresó a mi! YEY!
De esos momentos en que no piensas escribir pero lo haces y te queda muy bien (o eso creo).
Mil disculpas mis queridas niñas y niños (si algún niño lee, porfis dígame BD sería feliz!) había dicho que sólo iban a ser dos capítulos más pero aquí me tienen haciendo un capítulo "normal" y pues faltan muchas partes bonitas <3Les agradezco por todos y cada uno de los comentarios que dejan, alimentan a una autora y la hacen feliz~ y disculpen por no contestarlos~ uvu
Espero pronto poder hacer la parte que sigue <3 y que les siga gustando tanto~
Además de eso, me gustaría saber de quienes quieren que escriba~ ovo ya les iré respondiendo si he visto la serie y así~. Aunque tengo algo de Kuroko no basket y de Osomatsu-san <3
En fin, ha sido todo por hoy! Gracias por todo pero en especial por no lincharme~
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Maldita Timidez
FanfictionSugawara Kôshi siempre imagina cosas sucias con su amigo Daichi Sawamura, después de un tiempo y luego de aceptar sus sentimientos, se da cuenta de que Daichi no tiene ni una pizca de gay lo que hace que se deprima al punto de cortar los lazos con s...