One Last Time...

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Leyó aquel papel que había mandado y al parecer Daichi si se había inmutado, lo veía desde atrás y eso era aún peor. Después de la clase de Takeda aún teníamos que limpiar el salón. Esperé a que todos terminaran, guardé mis cosas en mi pupitre y vi como salió pero su regreso era inminente porque había dejado su bolso con sus pertenencias; "seguramente fue al baño" pensé.

Y entonces ya todos se habían ido, decidí abrir las ventanas porque me sentía acalorado, estaba nervioso y no sabía lo que iba a decir. Mi respiración se aceleró un poco y casi sentía como si me fuera a desmayar. Me paré justo frente a una ventana, dándole la espalda a la puerta y fue por ese error que casi muero de un susto.

-¿Pasa algo?- su voz retumbó todo el lugar e incluso en mi interior. Me voltee rápidamente y pude ver que estaba parado a menos de un metro de mi, se veía muy tranquilo y no parecía enojado ni nada por el estilo -Sabes que puedes decirme lo que sea-.

Después comencé a mirar hacia todos lados menos a los ojos de él, porque seguramente podría caer de rodillas y eso sería muy patético.

-De...- balbucee y entonces tomé aire para poder calmarme -Siento lo del otro día, la...confesión que te hice- mis manos estaban temblorosas al igual que mi voz, sentía el viento en mi espalda y su mirada sobre mi.

-No debes preocuparte, después de todo somos amigos ¿no es así?- su voz casi me hacía llorar, era tan pacífica y tranquila.

-Y además...- respiré hondo y apreté tanto las manos que encaje mis uñas en las palmas de mis manos -quiero que me perdones por lo que te voy a decir- pasé la saliva que se había acumulado en mi boca, me sabía muy amarga.

En realidad no estaba preparado para ese momento pero debía hacerlo, debía enfrentar mi realidad.

-Da...Daichi- lo miré directo a los ojos y me fui acercando lentamente hasta donde él -Tú me gustas. Te quiero- esperé valiente su respuesta.

-¿Es por eso que decías que te habías enamorado de un chico?- se veía un poco incómodo, comenzó a mover sus dedos como cuando deseas buena suerte, era un hábito que sólo yo había notado y guardado como un secreto.

-...Sí- bajé un poco la mirada -No sé cuanto, no sé porque pero me enamoré de ti. Disculpa si todo esto es asqueroso y entiendo que quieras romper nuestros lazos porque después de todo vamos a ir por caminos diferentes apenas salgamos del instituto, pero quería que lo supieras- me dolía el pecho, ya no quise mirarlo y tampoco podía salir corriendo porque mis piernas no me respondían.

-No me parece desagradable, es sólo un poco repentino. No pensé que pensaras en mi de esa forma- se rascó la nuca, dio un paso hacia atrás y se recargo en uno de los pupitres -No sé que responder- y subí un poco la mirada, sus mejillas estaban un poco encendidas.

-No busco una respuesta y mucho menos que me correspondas...pero quería decirte esto antes de que fuera muy muy tarde. Además, la mayoría de las veces te he visto como un amigo- no sabía si eran las palabras acertadas pero las dije, había sido honesto y se suponía que era lo mejor.

Nos quedamos en silencio, no quería mover nada, estaba seguro de que si hacía algo, se derrumbaría como un castillo de arena. Me empezaba a sentir incómodo y ver a todas partes ya no me estaba resultado tranquilizador.

-Suga...- dijo casi en un susurro.

-....¿Sí?- respondí.

-Lo siento...- esas dos palabras me descolocaron completamente, la presión en el pecho se hizo más fuerte, mis piernas estaban muy débiles y el aire me faltó por un segundo. Mi mente se puso en blanco ¿eso quería decir que me estaba rechazando? Porque normalmente cuando le dices "lo siento" a alguien es porque vas a herirlo de alguna manera, te disculpas de antemano por lo que vaya a suceder.

Maldita TimidezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora