Capítulo 11: La cita.

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Estaba cerrando la tienda cuando me llego un mensaje, de inmediato supuse que era de Max, ya que nos habíamos estado escribiendo durante la tarde para cuadrar lo de la cita. El había estado insistiendo en venir a buscarme apenas cerrara la tienda, quería verme lo más pronto posible pues tenía algo muy importante que decirme. Al principio no tenía idea de que se trataba, a media que pasaban las horas empecé a creer que me pediría ser su novia, pero después sospeche que no se trataba de eso y que realmente era algo importante, lo que provoco que pasara el resto de la tarde con los nervios a flor de piel. Más de una vez intente preguntarle que tenía que decirme, pero me aseguraba que era algo que tenía que decirme en persona. Al final, acordamos que pasaría buscándome a las siete en mi casa, así me daría tiempo de arreglarme.

Resople mientras sacaba el teléfono de la cartera. El mensaje no era de Max, era de Gabriel.

"¡Aria! años sin verte, necesitamos hablar, estoy llegando a tu casa".

Sonreí mirando la pantalla. Mi mejor amigo, lo tenía olvidado, no le había escrito ni visto desde aquel día de la resaca, así que decidí que mientras me arreglaba, cosa en la que me vendría de maravilla su ayuda, le contaría todo lo que me había pasado, aunque tal vez omitiría la parte del accidente, no estaba segura de como reaccionaria a eso. Rápidamente le respondí el mensaje con un "Te estoy esperando" y me dirigí a casa.

Al llegar, ya Gabriel estaba de lo más instalado en mi cuarto viendo algún programa de pasarela o vampiros sexis. Era lo segundo. Le ordene con un gesto de la mano que apagara el televisor y me tire encima de él dándole un abrazo de mamá osa, el cual me devolvió. Cuando nos soltamos pude ver una expresión herida en su rostro.

- ¡¿Cómo es eso de que estas saliendo con sexi Max y no me habías dicho nada?! - pregunto mientras me lanzaba cuchillos con la mirada -. Más te vale que tengas una buena excusa.

- Yo... no… no tenia... saldo, no tenia saldo - respondí. Si, ya lo sé, patético, soy un asco mintiendo.

- Aria - dijo con un tonito que indicaba que escupiera todo, pues sabía que estaba mintiendo.

- Esta bien, se me olvido - dije con ojos de perrito mientras volvía la expresión herida a su rostro -. No me mires así, han sido unos días extenuantes y sé que esa no es una excusa, así que te contare todo lo que quieras saber.

- ¿Te acostaste con Max?- pregunto de pronto abriendo mucho los ojos.

- ¡¿QUÉ?! ¡No! - le respondí gritando mientras me ruborizaba -. Eso te lo habría contado.

- ¿Entonces qué paso en estos días? - pregunto resoplando -. ¿Si no hubo acción, que hicieron?

- No todo es sexo ¿sabes? - lo regañe conteniendo la risa, hizo un gesto con la mano restándole importancia a mi comentario.

Le conté todo, sin omitir ningún detalle, desde el inesperado encuentro en el parque de diversiones, la cena, incluyendo el increíble beso, el accidente, en esta parte abrió mucho los ojos mirándome preocupado, continúe con el encuentro en la boutique de mi abuela y la cita de esta noche en la que me diría algo muy importante. No me interrumpió ni una vez desde que comencé a contarle, pero apenas termine me bombardeo con preguntas, aunque lo primero que dijo fue.

- ¡Vas a tener sexo con el esta noche! - exclamo dando brinquitos en la cama -. Eso es lo importante que tiene que decirte.

- ¡Ya deja de decir eso! - exclame -. En serio Gabriel ¿todo lo que pasa por tu cabeza es sexo, sexo, sexo, sexo?

- Probablemente - respondió con una mirada sugestiva -. Hablando de eso, tengo que darte algo.

- ¿Vas a darme dinero? - pregunte extrañada mientras sacaba la cartera de su bolsillo trasero.

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