Capítulo 1: El cumpleaños.

3.7K 79 10
                                    

5 de Octubre.

- Tráeme un trago de inmediato - ordene a mi mejor amigo sentado junto a mí.

- ¿Cómo se dice? - interrogo él con una sonrisa burlona en el rostro.

- Nada de “¿cómo se dice?”, hoy es mi cumpleaños y tú estas bajo mis órdenes, además Gabriel ¿tu mamá nunca te dijo que tenías que hacerle caso a tus mayores?

Me observo por un largo rato no creyendo lo que le decía y estallo en una estruendosa carcajada que me contagio, me lanzo una mirada maliciosa antes de responder.

- Lo que la cumpleañera ordene - engancho sus ojos a los míos y cambio su expresión por una de duda -. ¿Estás segura que quieres hacer esto?

- Segurísima - resople -. Gabriel, nunca en mis 19 años he hecho algo fuera de lo normal, sabes que soy una chica algo… cual es la palabra… ¿Especial? ¿Rara? no sé, lo cierto es que siempre hago lo correcto aunque no me lo pidan, nunca tomo, bailo, salgo a fiestas, me emborracho, desobedezco ¡por Dios ni siquiera tengo novio y aun soy virgen! nunca me he copiado en un examen ¡eso no es normal en el siglo XXI! y sabes que la lista sigue y sigue - lo miro con seriedad a los ojos -. Voy a la universidad, la cual queda a una distancia increíblemente lejos de casa y sigo siendo la misma niña introvertida, tímida y reservada que solo se divierte en su mente, es hora de que haga todos las cosas locas que pasan por aquí - hago un gesto con la mano dándole vueltas a mi cabeza -, y deje de preocuparme y temerle a la vida, así que sí, estoy muy segura de lo que voy a hacer, por eso te pido que me traigas un trago, que este bien cargado de alcohol, necesito dejar inconsciente a “la razón” en mi cabeza para hacer esta noche lo que no me he atrevido a hacer.

Una larga sonrisa se fue desplegando por el rostro de mi queridísimo mejor amigo mientras le lanzaba mi discurso. Cuando termine de hablar su sonrisa era la más grande que le había visto y sus ojos brillaban de emoción, asintió y se dio media vuelta para buscar mi temido-solicitado-necesitado primer trago.

Mientras Gabriel buscaba el trago no sé dónde, observe mi alrededor con atención tomando profundas respiraciones, hoy era el día. La gente se apretujaba por todos lados bailando al ritmo de la música, no logre descifrar que canción era y el hecho de que el volumen fuera increíblemente alto no ayudaba, estaba segura que al día siguiente mis oídos pasarían factura, obviando ese hecho me concentre en la melodía, no era lo que usualmente escuchaba pero era pegajosa, se escuchaba el fuerte “bum, bum, bum” que te incitaba a levantarte de donde estabas y ponerte a bailar moviendo las caderas al ritmo de la música. Me encontraba en una esquina no muy alejada de la multitud, aunque a decir verdad, la multitud estaba en todos lados. Todo estaba a oscuras a excepción de las luces de colores que salían de Dios sabe dónde que te dejaban un poco mareada y con un débil sentido de la percepción. Inhale una gran bocanada de aire un poco mareada y cerré los ojos por unos segundos cuando sentí la pizza subiendo por mi garganta, genial, no había una gota de alcohol en mi sistema y ya tenía ganas de vomitar. Me atragante y tosí un poco cuando mis pulmones se llenaron con olor a humo, inmediatamente se me aguaron los ojos y temí que mi improvisado maquillaje se corriera.

No entendía que le veía la gente a las discotecas, de verdad, hasta ahora no encontraba nada que me emocionara - no - me dije a mi misma, ya había tomado una decisión y no me iba a retractar.

Como se habrán dado cuenta, hoy es mi cumpleaños, si, cumplo 19 años y tenía bien en claro que quería cambiar ciertas cosas de mi vida. Así que cuando me levante esta mañana a desayunar le conté a mi mamá parte de mi plan, tranquilos, no se alarmen, mi mamá es bastante genial, ella es una en un millón, una mejor amiga cuando la necesitas, una madre cuando es el momento y hasta un padre a falta de uno, es mi cómplice y la amo más que a nada.

Ella es la que siempre me ha animado para que haga cosas acorde a mi edad, ama mi forma de ser pero a veces le gustaría que me divirtiera un poco más, está bien, MUCHO MÁS. Le dije que almorzaría con ella, mi hermana menor Ariel, mi hermana mayor Ángela, su esposo Thomas, mi sobrina Claire y mi abuela Carmen, cantaríamos un breve "cumpleaños feliz" y cada quien para su casa. En la tarde saldría con mi padre, sí, mi padre y mi mamá llevan divorciados 8 años, su esposa Celeste, ella me cae realmente bien, nos llevamos de maravilla, Ariel y mis hermanos pequeños Aurora y Guillen, iríamos a comer pizza y algo de helado, luego, me dejaría en casa a tiempo para cambiarme e ir con Gabriel a la discoteca.

Era la primera vez que iba a la discoteca y mi mamá se veía bastante contenta con el plan, hizo una cuantas llamadas y arreglo que todos hicieran lo que yo quería, después de todo era mi cumpleaños.

Todo fue de maravilla y a las ocho de la noche me estaba arreglando con la ropa que días atrás había comprado con Gabriel. No les había dicho pero Gabriel es gay, él es uno de mis mejores amigos y era el único que estaba en mi ciudad para mi cumpleaños, los demás estaban en la universidad, sus clases habían empezado antes, después les hablare de ellos. Gabriel me llevo por un montón de tiendas hasta que conseguimos el atuendo perfecto. Soy muy indecisa a la hora de comprar cualquier cosa y mi complexión física no colaboraba mucho en la labor de conseguir un atuendo de acuerdo a nuestras expectativas: cómodo, sexy, no muy revelador, alucinante, en fin, perfecto. Y lo conseguimos.

Antes de que llegara Gabriel, estaba dando los últimos toques de mi improvisado maquillaje frente al espejo de cuerpo completo de mi cuarto. Termine con el maquillaje y ahí estaba yo: Aria Austen., me mire fijamente en el espejo con una expresión de inseguridad en el rostro, la misma que me había acompañado casi todos los días de mi vida, hasta hoy.

Tengo una estatura promedio de un metro sesenta, soy de tez blanca y estoy un poco pasadita de peso, está bien, un poco bastante, necesito hacer dieta, no me fastidien, cuando el chocolate deje de saber de la forma en que lo hace hare dieta, aun así tengo mis curvas. No tengo grandes senos pero me han dicho que tengo buen trasero el cual hasta yo puedo notar con este vestido. La parte de arriba es negra, lleva volados en los hombros, la caída es de color crema, algo holgada, termina a mitad de muslo por delante y por detrás justo donde finaliza mi… bueno, mi trasero, motivo por el cual me puse estas medias pantis negras que la verdad realzan mis regordetas piernas, hasta se ven sexis.

Llevo unos tacones, según Ariel “tacones asesinos/armas mortales” de diez centímetros con plataforma, créanme, las plataformas hacen milagros, hasta puedo caminar decente sin caerme ni agarrarme de las paredes, son de color crema con detalles en negros. Mi cabello castaño claro me llega a la barbilla en ondas naturales, después de todo no tuve que hacer mucho con el y el flequillo se ve perfecto. Mi maquillaje consiste en probar todo lo que pude en mi rostro sin parecer un payaso y la verdad no está nada mal, pude resaltar mis ojos café claro, mis mejillas están ligeramente rosadas y mis labios rojos se ven inusuales en mí pero increíblemente bien. Unas cuantas pulseras adornan mis muñecas, llevo unos pendientes largos a juego y en mi cuello el mismo collar que llevo usando desde que nací.

Recuerdo que Gabriel entro en mi cuarto sin tocar, como siempre hace, y su cara de sorpresa fue épica, no paraba de exclamar que me veía increíble y que él había hecho un gran trabajo a lo cual bufe, mientras mi mamá nos llevaba a la discoteca, no les dije que ella era genial.

Y aquí me encuentro, sentada en esta esquina, necesitando un trago para probar esa teoría que dice que pierdes el juicio después de unos cuantos, para bailar por primera vez. Tome mi teléfono y accedí a la aplicaron de notas creando una con lo siguiente:

“Título: Lista de cosas por hacer.

1. Beber y bailar como una adolescente promedio en una discoteca hasta quedar inconsciente.”

Finalice la nota completando diecinueve números en fila. Estas eran las diecinueve cosas nuevas que haría por mis diecinueve años antes de cumplir los veinte, luego llenaría las demás. Guarde el teléfono cuando vi a Gabriel acercarse y contuve la respiración preparándome para el resto de la noche.

Lista de cosas por hacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora