Capítulo 2: La discoteca.

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- De nuevo ¿cómo dices que se llama esto? - pregunte por cuarta vez a Gabriel señalando el sexto coctel de la noche.

- "Orgasmo" y si me preguntas por quinta vez te dejare aquí sola para que alguien te demuestre el significado de la palabra - respondió Gabriel frotándose las sienes -. Realmente te pones fastidiosa cuando te emborrachas ¿sabes?

- Esta bien, no te preguntare más, no es necesario que te molestes - dije tratando de que mis palabras sonaran coherentes, llevaba rato sintiendo las extremidades dormidas y empezaba a sentir lo mismo con mi lengua -. Por cierto ¿qué es lo que lleva? estoy segura que eso no te lo he preguntado, siento la lengua dormida y también los brazos y piernas, creo que soy alérgica a algo de lo que trae.

- Si me lo preguntaste, aunque solo fue una vez, cuando te traje el primer coctel - respondió resoplando -, tiene café, chocolate, leche condensada, alcohol y no puedo recordar que más. Y para que lo sepas, yo también me estoy sintiendo borracho, pero de tanto que hablas y para aclarar tus dudas, no, no eres alérgica a nada de lo que trae, lo que pasa es que ya están haciendo efecto querida amiga borracha, es hora de que dejes de hablar y te pongas a mover las caderas.

- Pero no es normal tener la lengua dormida, es peligroso - dije tratando de sonar alterada pero la verdad es que no podía, el alcohol estaba haciendo estragos en mí.

Estaba segura que mi cerebro había dejado de funcionar de forma correcta y "la razón" me había abandonado para el cuarto coctel. Tenía que usar toda mi fuerza de voluntad para responder. De repente, sentí de forma lejana que alguien apoyaba sus manos en mis hombros y tarde varios segundos en entender que ese alguien se encontraba detrás de mí. Unos labios rozaron mi oreja y me provocaron escalofríos.

- ¿Si quieres te ayudo con esa lengua tuya si vienes a bailar conmigo muñeca? - pregunto el extraño arrastrando las palabras.

- Lo siento, pero es lesbiana, no es tu tipo - se apresuró a responder Gabriel antes de que yo pudiera decir algo.

- También puedo ayudar con eso - agrego el extraño acercándose más a mí.

- No gracias, ella está orgullosa de su inclinación sexual y muy segura de que le gustan las vaginas - replico Gabriel mientras aparecía ese tic nervioso en la comisura derecha de su boca, lo que indicaba que estaba realmente molesto.

- Búscame si cambias de opinión - susurro el extraño nuevamente en mi oreja y se alejó soltando al fin mis hombros.

- ¿Que fue eso? sabes muy bien que no soy lesbiana - pregunte entre furiosa y curiosa a Gabriel.

- Aria, es tu cumpleaños y quiero que te diviertas esta noche, no que te violen y se lleven tu preciada virginidad - respondió él con una tierna mirada en los ojos -. Hoy soy tu guardián y estoy aquí para cuidarte, no he tomado una gota de alcohol para estar pendiente de ti y no dejare que nada malo te pase - cambio su expresión y ahora se veía divertido -. ¿Querías emborracharte? listo ¿quieres bailar hasta quedarte inconsciente? en camino, espérame aquí y no te muevas.

Me guiño un ojo antes de perderse entre la multitud. Respire hondo y cerré los ojos tratando de despejar la mente, pero no funciono. Alguien me agarro por el brazo y abrí los ojos inmediatamente pensando que era el tipo que me había llamado muñeca. Estaba a punto de alejar mi brazo y empezar a gritar a todo pulmón el nombre de Gabriel cuando me topé con unos ojos color azul turquesa que me miraban con preocupación.

- ¿Estás bien?

- Sí, estoy bien - respondí sin apartar mis ojos de los suyos -. Mi amigo me está buscando una pareja de baile.

- No te ves bien, no deberías estar aquí sola ni bailar en esa condición - dijo cuestionándome con la mirada.

- Ya sé que estoy borracha, todavía estoy lo suficientemente consiente para darme cuenta de eso - resople y desvié la mirada, no soportaba que me trataran como una niña pequeña -, también puedo bailar y voy a hacerlo.

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