Dos semanas, dos, con ese maldito número en mi cabeza, en una gran duda, ¿llamar?, ¡por Dios! Que estaba pensado llamarle, después de dos años.
Bien lo hice, si, me arme de valor y marque él número, tenía tantos nervios, sonó tres veces, nadie, una cuarta vez, contestan. Si era él, pude reconocer su voz, pregunto quien llamaba, no pude decir nada, colgué al instante.
Pasaron tan sólo 2 minutos cuando sonó él teléfono, conteste, nadie respondía, iba a hablar, pero me ganaron, era él, nuevamente, dijo mi nombre, le volví a colgar.
No podía ser, tenía que dejarlo, si, sólo dejarlo.
Llegaron las vacaciones, volvería a ir al pueblo, si, lo volvería a ver, esta vez no se si podría hablarle.