El gran día había llegado. Los príncipes y princesas del mundo entero se reunirían en el palacio de la Nación del Fuego para dar comienzo a aquél tradicional baile.
Todos aquellos que eran los futuros reyes o reinas de sus diferentes países se reunirán en un sólo lugar en un evento único y de lo más importante; exclusivo y famoso en partes iguales entre la alta sociedad.
Conocido por la asistencia de las damas más refinadas de mejores y más costosas prendas, joyas e incluso pedrería de valores incalculables; el evento sería el centro de atención entre los jóvenes sin consorte, toda una competencia que a los actuales soberanos les convenía.
El que los hijos e hijas de reyes llevaran una buena relación era un problema menor pero fácilmente sus padres los comprometerían, después de todo había que mantener el balance entre naciones, obviamente con fines económicos y políticos.
Y aunque realmente ningún joven estaba lejos de asumir aquella responsabilidad, había un par que odiaba ese hecho.
Si bien el interés de los príncipes radicaba en las doncellas y las bebidas, el interés de las princesas era toparse con su verdadero amor, el príncipe azul de sus sueños, aquella fantasía que desde pequeñas les enseñaron a través de cuentos: Cumplir aquello que incluso la mismísima cenicienta tuvo, el final feliz, la familia perfecta, el reino perfecto, por lo tanto, casi todos se encontraban emocionados.
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En el País de Fuego en la cuidad de Konoha, el palacio real era preparado para recibir a cada uno de sus importantes invitados pero también las calles de aquella ciudad eran alegremente decoradas por los emocionados ciudadanos que tendrían en honor de ver a la realeza de otros países.
Mientras tanto en todos las instituciones educativas, políticas y de seguridad, con orgullo se isaban las banderas de las naciones que permanecian unidas hace siglos. Todo con el fin de darles comodidad a sus invitados.
El entusiasmo era palpable en el aire.
Por otro lado, en el interior del Palacio las mucamas corrían de un lado a otro con montañas de sábanas de la más cara y refinada seda entre sus brazos para preparar las habitaciones de los huéspedes; los cocineros convocados siendo de la élite, preparan sus mejores platillos; los mejores diseñadores de exteriores, artistas en cuanto a su área, reemplazaban gustosos cada una de las plantas pequeñas que se encontraban en el jardín interno; mientras que el fontanero revisaba la glamorosa fuente que era el centro de aquél palacio.
Todo era sumamente perfecto, cada detalle, cada cosa estaba muy bien planeada por la reina y su doncella real.
Aunque claro, no todo puede ser alegría cuando cierto príncipe se despiertaba de un terrible, y gran, mal humor.
- ¡Kakashi!- El estruendoso grito medio ronco del príncipe se escuchaba por todo el palacio, cínico, atractivo y amargado por partes iguales. Nadie comprendía porque era así ahora cuando de niño, según rumores, era un pequeño gran amor de persona.
Asustadas, las tímidas doncellas salieron despavoridas de la habitación del joven, dejando la ropa del príncipe en un sillón, quién con el simple echo de fruncir su entrecejo, provocaba el más terrible pánico en las mujeres asignadas a vestirlo.
El joven se encontraba sentado sobre su cama aún en su pijama de seda negra, normalmente se negaba a salir de sus aposentos con esas fachas pero su enojo era tan grande que siquiera notó que iba descalzo.Su consejero y guardia real había olvidado despertarlo temprano para el desayuno con la princesa Haruno del reino agua, quién había llegado hace un par de días con su padre, el rey idiota, como solia llamarlo el joven. Seguramente ella estaba muy molesta y decepcionada, pero el verdadero problema no era la pelirosa de voz chillona, sino que lo era el rey Fugaku Uchiha V quién lo regañaría terriblemente por aquél desplante.
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Polos opuestos - Sasunaru. Yaoi
Fanfiction"Son dos polos opuestos. Él solo quiere que cumplan sus caprichos. Pero aquel solo desea cambiar el mundo." Los personajes no me pertenecen son de Masashi Kishimoto. Esta historia tiene contenido Yaoi, preferiría que si no les gusta se abste...