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-El hombre sin duda estaba bajo shock -interpreto Ramón- porque parecía no entender nada. "Que relación", decía. "De que me hablan".

-Entonces fue cuando le hablo a la chica por el megáfono -especulo el narigón.

-De eso no se nada -admitió Ramón-, pero tal vez la señora Chan, que estuvo desde el principio, lo sepa.

El periodista anoto "Señora Chan" en su libreta para no olvidar consultarla, pero Ramón seguía adelante. El relato se acercaba al final: Iba por la parte en que los bomberos habían subido a la terraza y un psicólogo especialmente entrenado en resolver esas situaciones intentaba disuadir a los enamorados de dar el paso fatal. Fue un final de película, dice siempre Ramón, porque los chicos empezaron a caminar lentamente por la cornisa y todo el mundo temía que un resbalón convirtiera la historia en una verdadera tragedia.

-Los bomberos habían extendido una soga para que se sujetaran y pasito a paso finalmente llegaron al otro lado. Ahí los agarraron, no fuera que les diera por tirarse en el ultimo momento. Por supuesto, abajo todo era una fiesta: la gente gritaba, aplaudía, se abrazaba. Los autos hacían sonar las bocinas y los flashes de los fotógrafos iluminaban la noche. Y así fue como termino.

-¿Y los gatos? -pregunto el periodista.

-¿Que gatos?

-Me dijeron que había unos gatos que tienen una importancia fundamental en la historia.

-Algo oí -dijo precavido Ramón-, pero yo no creo que sea tan importante.

Esta vez el narigón decidió no insistir. Por supuesto hizo mas preguntas: quería saber cuando la amistad se había convertido en amor, si era verdad que los chicos se habían fugado porque sus padres les impedían verse y si después de todo el escándalo el noviazgo seguía en pie. Ramón contesto vaguedades. Es que, francamente, no tenia ninguna respuesta. Debo admitir, sin embargo, que al final tuvo un gesto de grandeza: se negó rotundamente a darle los nombres reales y las direcciones al periodista.

-En el barrio queremos que los chicos puedan vivir en paz -afirmo solemne.

Creo que no tenia ni idea de lo que estaba diciendo, pero no hay duda de que sonó bien.

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