La Venganza del Príncipe Tritón -Parte Final-

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—¡Keirán! ¡Keirán!

Encerrado y fuertemente atado en una de las celdas del barco, Keirán levantó la cabeza al escuchar la voz de los hermanos. Al verlos allí muy preocupados, se sintió triste, no todos los humanos eran criaturas odiosas y por eso no pudo evitar encariñarse con algunos, a pesar del odio que sentía por los tripulantes del "El Dragón del Mar". En especial le agradaban Ennis y Éamon, se hizo amigo de los chicos y ahora se apenaba de haberlos engañado.

Asomados desde un pequeño agujero entre las tablas, los chicos estaban angustiados por la suerte de su amigo, ya que habían levado anclas y ya se adentraban al océano. Una vez que la nave estuviera en altamar, el contramaestre daría la orden para "hacerlo pasar por la quilla", una forma de ejecución muy común entre los piratas.

—¿Qué demonios se te metió en la cabeza, Keirán? ¿Por qué trataste de asesinar al capitán? ¿Qué te ha hecho él aparte de ayudarte?

Pero Keirán no respondía. Ignoró a los chicos e inclinó de nuevo su cabeza hacía el piso. Con todo, los hermanos sentían lástima de él y buscarían la forma de ayudarlo.

—¿Qué se supone vamos hacer? No quiero que lo maten, pero intentó asesinar al capitán, si lo liberamos nos acusarán de traición, Énnis.

—Quizás...si hablamos con el capitán, le perdone la vida. Además él está enamorado de Keirán, no debe estar muy a gusto con que lo castiguen.

—¡Busquemos entonces al capitán! ¡Es el único que puede salvarlo!

El capitán Aldair se encontraba encerrado en su camarote. Luego de lo sucedido, se sentía terriblemente despechado. Le dolió mucho el engaño de Keirán y estaba resignado a dejar que lo mataran. Cuando vio a los chicos entrar sin siquiera pedir permiso, se incomodó mucho por su presencia.

—¿Qué rayos hacen aquí? ¡Ordené que no quería ver a nadie! ¡Regresen a sus puestos!

—Capitán...no queremos importunarle...pero... ¿Va a dejar que maten a Keirán?

—¿Y a ustedes que les importa eso?

—Es que...es nuestro amigo. Keirán puede ser bastante loco, pero no es malo, quizás está confundido o bajo alguna especie de maleficio, o le obligaron hacerlo...—Ennis intentaba de alguna forma hacer dudar a Aldair para que este detuviera la ejecución.

—¡Mi hermano tiene razón! Hemos estado con Keirán desde que lo encontramos ese día en la orilla de la playa. Tiene un carácter de los mil demonios, pero no es alguien malvado. ¡Sólo usted puede ayudarlo, capitán! Además... ¿Ya no lo ama?

Aldair no respondió. Vio la expresión de sincera preocupación de los chicos y su corazón se inquietó más. Entonces se levantó de la cama y colocándose su viejo tricornio de cuero se decidió a enfrentar a su enemigo.

—¡Vamos! Al menos merece que lo escuche antes de ejecutarlo...

Saliendo de su camarote ordenó a los chicos que buscaran a Ultán. Cuando este apareció sospechó las intenciones de su capitán.

—¿No estarás pensando liberar a ese infeliz?

—Sólo deseo hablar con él, Ultán. Entrégame las llaves.

—¡Espera! ¿Piensas bajar y entrar a esa asquerosa celda? No puedo permitirte que hagas eso. Me encargaré del prisionero ahora mismo.

—¿Qué no me estás escuchando? ¡Entrégame las llaves!

—Si abres esa celda y lo desatas, te matará, no lo dudes. ¿Acaso todavía sigues enamorado de esa rata traicionera?

—No se trata de lo que siento, se trata de lo que hicimos. Si Keirán es quien creo que es, tenemos una deuda con él, es justo que viniera a cobrarla.

Los Cuentos de Príncipes sin Princesas (Disponible Versión en Papel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora