Atando Cabos

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Desperté de mi sueño rodeada de una oscuridad total.

<<Había dormido todo el día?>>

La soledad de mi habitación era mi compañera mientras unía los cabos y recuerdos de esas cuatro horas de la mañana en que mi mundo cambió completamente; repasé fugazmente mi habitación y descubrí las cortinas cerradas de mi ventana, lo que explicaba la oscuridad que no solo envolvía mi espacio, sino también mi vida.

Mi mano derecha se posó en mi cabeza mientras la frotaba con la esperanza que ese acto haga funcionar a mi cerebro.

Los ángeles existían; Dante era un ángel y no cualquier ángel, sino el ángel que estuvo en mis sueños las últimas tres semanas de mi vida.

Baje la mirada hacia mi cuerpo y vi la misma ropa con la que había caído del risco, me encontraba tapada por el edredón de mi cama y aun habían restos de tierra mezclada con sangre, ya seca, sobre mis brazos; pero un punto a favor era que ya no me dolía el tobillo.

Clave mi mirada en la ventana tapada por las cortinas y susurre muy suavemente, como si decirlo en voz alta me hiciera loca, el nombre de Dante.

Nada…

En realidad, que esperaba?? Que apareciera como por arte de magia, no magia, arte angelical en mi habitación?

Cambie de posición mi cabeza y guié mis ojos hacia la pluma de cristal que posaba bellamente sobre mi maltrecho escritorio; me destapé, me levanté y me dirigí hacia el escritorio.

Observé la pluma por unos instantes y delicadamente la sostuve entre mis manos.

Antes de que hable, sentí su presencia detrás de mí; respiré hondo, pero me mantuve sosteniendo la pluma, como si esta fuera mi soporte para no desmayarme.

- Veo que estas mejor.- dijo Dante detrás de mí; tenía que afrontarlo tarde o temprano, aunque preferiría hacerlo más tarde que temprano.

Lentamente gire mi cuerpo ciento ochenta grados hasta estar frente a Dante; este estaba apoyado cerca al marco de la ventana, con los brazos cruzados.

- Puedes abrir las cortinas por favor?.- pregunté.- Realmente no me gusta la oscuridad.-

Dante tardó un segundo en entender mi petición, pero solo asintió levemente y me dio la espalda para recorrer las cortinas y dejar que la luz del sol alumbre la habitación.

Volvió a apoyarse en el marco y cruzo nuevamente sus brazos.

Llevaba una remera negra cuello en V, que injustamente distraía mi cerebro de las preguntas que quería hacerle y solo lograba pensar en esos brazos fuertes que me habían abrazado mientras caíamos; tragué saliva para que esta no cayera de mi boca y me hiciera ver como la babosa que era.

Llevaba una remera negra cuello en V, que injustamente distraía mi cerebro de las preguntas que quería hacerle y solo lograba pensar en esos brazos fuertes que me habían abrazado mientras caíamos; tragué saliva para que esta no cayera de mi boca y...

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El clavaba sus ojos celestes en mí, y tenía la barba ligeramente crecida haciéndolo más sexy, si eso era posible.

Me quedé mirándolo, una parte porque estaba idiotizada por él y otra porque no sabía exactamente que decirle.

PLUMA DE CRISTAL (1ra Parte De ENTRE TUS ALAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora