PLUMA DE CRISTAL (1ra Parte De ENTRE TUS ALAS)

Cielos y Ángeles

La oscuridad me seguía incluso en sueños.

El piso era una mezcla de negro y naranja que se extendía hasta donde mis ojos podían ver.

La arena quemada se sentía áspera  y fría bajo mis pies descalzos, a pesar de las brasas esparcidas por todo el lugar.

Una luz lejana brillaba en medio de la oscuridad llamando mi atención.

Camine hacia ella, llamada por la curiosidad. Una suave brisa soplaba en contra de mi cara, haciendo que el vestido de verano que llevaba revolotee suavemente; un olor a quemado y algo ácido cubría el aire a mí alrededor, lo que provocaba que me atore y tosa.

Cada bocanada de aire que daba quemaba mi garganta y secaba completamente mi boca.

>>Dónde estoy?<<…

“Cuídate”…

Dante resonó dentro de mi cabeza.

Ya cerca de esa luz, descubrí que esta provenía de un incendio que cubría enteramente un árbol; pero este seguía de pie y su corteza no había adquirido ese color carbón, a pesar de que las llamas abrazaban el tronco y las ramas completamente.

A un costado, una figura negra esperaba pacientemente algo.

Tras adecuarme a la relampagueante y cegante luz del fuego, pude divisar que en realidad, lo negro de la figura era su ropa; él, porque estaba segura que era un hombre, estaba de espaldas a mí, y su abrigo negro colgaba tieso en su cuerpo, aunque el viento soplaba cada vez más fuerte.

Miraba hacía el horizonte y por muy cerca que este del árbol en llamas, parecía no notar el calor que este evocaba; no lo sentía o simplemente no le afectaba.

- Disculpe… HOLAA!!!.- Grité fuertemente mientras me acercaba poco a poco a él; el calor abrazaba mis piernas y brazos, pero el piso aún se mantenía frio y fresco al tacto.

- ME ESCUCHAAA????- Ya no podía aguantar el calor; cubrí mis ojos con un brazo y estire el otro intentando tocar al hombre que distraídamente seguía mirando el horizonte.

-Ya casi…- Dijo con una voz suave y engatusadora.- Pronto este sitio será nuestro.-

Ya me faltaban dos pasos para tocarlo y pude ver el horizonte que él observaba.

Un campo enorme se abría ante nuestras miradas; un campo muerto, quemado y destruido, con marcas de fuego por todos lados y el hedor a podrido barriendo todo signo de vida.
Inspire de asombro, justo en el mismo momento en que mi mano se posaba en el brazo de hombre.

Busque su cara, pero en lugar de verla, simplemente todo se volvió oscuro, completamente.

Desperté sobresaltada, me faltaba el aire y sentía a mi boca y garganta secas por el calor, la luz del sol bañaba completamente mi alcoba y el canto de los pajaritos saludaban un nuevo día.

Calmé mi respiración, y alce mi teléfono móvil de la mesita de noche.

- Muerto.- dije intentando encenderlo.- Claro; lo que faltaba.

Apoye mi mano en el colchón y algo frio y puntiagudo hizo contacto con ella; la pluma, en perfectas condiciones.

- Dante!.- dije. – Dónde estás?

Sin respuesta, otra vez.

Levanté el edredón y salí de la cama; agarrando mi toalla, abrí la puerta y me dirigí al baño, necesitaba urgentemente una ducha.