DANTE

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Todo estaba en silencio.

Mis parpados y mi cerebro tenían una pequeña lucha; mientras ellos desean mantenerse cerrados, mi cerebro deseaba saber dónde se encontraba mi cuerpo.

Lo último que recordaba era el pasillo de la escuela y unos ojos increíblemente celestes. Que me había pasado?? Dónde estaba??. Sentí una pequeña caricia en mi mano derecha, por lo que obligue a mis parpados a abrirse de una vez por todas.

La habitación era color crema; reconocí el lugar en cuanto lo vi, había pasado muchas horas en la enfermería de la escuela para conocerla de memoria.

Mire a mi derecha y pude ver a Jake que acariciaba mi mano sentado en una silla a lado mío.

- Jake… - dije mientras me sentaba en la cama. – Qué paso?-
- No lo sé. Dijeron que te dio un ataque de ansiedad; te trajeron aquí y simplemente te dormiste.-

Ataque de ansiedad? Nunca me dieron ataques de ansiedad antes. Tenía que recordar que era lo que había provocado que me desmayara así.
– Ya estoy bien.- me levanté de la cama y busque mis zapatos; en realidad estaba muy bien, pero por algún motivo no recordaba lo que había pasado.

Luego de diez minutos, donde la enfermera me dio instrucciones por si tenía otro ataque, Jake y yo salimos de la enfermería justo para encontrarnos a Drew esperando en la puerta de salida. Extendió sus brazos y me atrapó en el más cálido abrazo que podía recibir; si esto pasaba cada vez que me enfermara, lo haría más seguido.

Llegamos a casa, solo para recibir más abrazos de parte de la familia; era lindo sentir que se preocupaban por mí, aunque no era algo serio. Me dirigí a mi habitación y me acosté en la cama. Por primera vez, Jake dejaría que duerma todo lo que quisiera y el haría el trabajo de Literatura.

Los días siguientes pasaron como si nada hubiera sucedido. Aún no recordaba porque me había dado una crisis de ansiedad o porque no recordaba nada antes del pasillo; así que investigue en internet, para enterarme que era relativamente normal perder la memoria antes de un ataque de ansiedad. Por lo que, sin más motivos por los cuales preocuparme, volví a mi vida más rápido de lo que pensé.

Para el viernes por la noche, estaba al día con todos los deberes, me libre de un castigo en Gimnasia y estaba caminando  hacia el campo de futbol, para ver a los divinos e insoportables hermanos Mathews jugar.

Si iba a los partidos, era netamente porque adoraba a Jake y Drew, el deporte en sí, lo odiaba. No entendía ni siquiera una regla del juego; así que, iba a los partidos solo a apoyar a los chicos. Subí las gradas hasta lo más alto, para poder ver bien a los chicos; ese era mi lugar favorito, nadie podía verme y yo podía ver lo que hacían todos los que se sentaban más abajo.

El viento era insoportable; movía mi pequeño sombrero de lana que era más decorativo que productivo, y cada tanto cerraba mis ojos para que no me lastimará la cara. Escuche los gritos de los estudiantes y vi al equipo ingresar al campo levantando sus brazos y alentando a las personas para que sigan gritando; Jake estaba en su elemento.

- Perdón. Puedo sentarme aquí?. Lo demás está bastante lleno. –
Mire a quien me había hablado y pude ver al nuevo parado a mi lado con una soda en la mano.
- Claro.- le dije, mientras recorría un poco a la izquierda, para que él pueda sentarse. Los gritos sonaron más fuerte, por lo que pude saber que el partido había comenzado.

El balón recorría la cancha de un lado a otro, mientras veía a los chicos peleando, cubriendo y pateando para lograr un gol más; y las graderías se llenaban cada vez más.

Las porristas hacían barra y les lanzaban besos a los jugadores cada vez que amagaban el balón y corrían hacia la portería del contrincante; y yo me aburría de estar ahí.

PLUMA DE CRISTAL (1ra Parte De ENTRE TUS ALAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora