Capitulo 1

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Las manos le temblaban.

Su cuerpo parcia estar cargado de electricidad, sudaba frio, sus pupilas estaban dilatadas. Levanto la mirada al espejo admirándose a sí misma una vez más, pensando en todo lo que pudo ser, y nunca fue; en todo lo que pudo hacer y nunca hizo, en todo lo que pudo conocer y nunca conoció, en el amor que pudo dar y nunca dio.

¿Se arrepentiría? Tal vez.

¿Viviría para sufrir de ello? No, de eso estaba segura.

Las usuales risas comenzaron a sonar. Los usuales chicos caminaban por los pasillos hombro con hombro, como si nadie pudiera detenerlos. No miraban hacia nadie, solo un punto fijo por delante de ellos, como si nadie mereciera su atención.

Su calzado caro tocaba el suelo al mismo tiempo, combinado con ropa cara.

Cada uno tenía su propio estilo.

Cada uno implacable.

Cada uno era realmente deseado.

Hacia unos meses Leney estaba entre ese grupo de chic@s.

Esos chic@s malos pertenecientes al quipo de fútbol y porristas, que creen que tienen el derecho de molestar a las personas solo porque pueden.

Leney había hecho tantas cosas de mierda en su vida y ahora el Karma se las estaba cobrando con creces.

Era una persona diferente, tanto para bien como para mal. Sus problemas en casa se habían incrementado y su autoestima se había devaluado notablemente.

Su amor hacia un chico iba en aumento, mientras que su odio hacia sí misma estaba siguiendo el mismo camino.

Su vida era un desastre.

Después del notable accidente, todo el mundo la notaba como una paria, con el simple hecho de no poder hablar por ello. Pero para su mala suerte Leney parecía la única contenta con ello.

El mundo en que vivía era un lugar de mentes cerradas y ella pagaba las consecuencias.

El Instituto solo había algo peor que ser virgen y esto por consecuente era: no poder hablar, ella era muda. (Los psicólogos pensaban que era por el trauma que sufrió mentalmente debido al accidente, ya que perdió a sus medios hermanos pequeños, los cuales ella se dedicaba a cuidar cuando sus padres tenían que salir.)

Al escuchar caminar por los pasillos, inmediatamente bajo la cabeza. No quería encontrarse con su mirada, no quería mostrar en lo exterior lo débil que era en el interior, no quería mostrar sus sentimientos porque estaba segura que lo único que haría esa persona seria burlarse, desecharle, menos preciarla.

El arte en esto era, que esa barrera construida alrededor de su corazón no se destruyera. Y lo peor del caso era que esa persona lo hacía sin siquiera intentarlo.

Un leve empujo la hizo detenerse.

Uno zapatos negros, desgastados y aun así elegantes, se posaron en su campo de visión.

Leney levanto la mirada, sin hacer notar miedo alguno.

Trago saliva.

Unos impresionantes ojos verdes se encontraron con los suyos, y una sonrisa burlona apareció en el rostro del chico con una mirada verdosa quien venía acompañado por sus amigos, los cuales tampoco se veían tan simpáticos.

-¿Qué tal tu día mudita?- se burlo Elan-¿Haz gritado en una cama hasta quedarte así?

-¿Y tú no has mamado muchas pollas esta semana?- dijo una voz grave detrás de ella.

Era Ian Crenley, su mejor amigo.

-Unas cuantas, pero nunca sería capaz de romper tu record "Ricitos de Oro" –Elan sonrió triunfante.

-Se ve que toda vía no pierdes el toque pero.....si la gracia- le dijo Ian con una sonrisa lenta en sus labios.

Elan Sternath era una persona mediocre y Leney conocía a los de su tipo muy bien al fin y al cabo había convivido durante mucho tiempo con una manada de ellos.Pero había algo. Algo que hacía que ese chico le hiciera perder la respiración, Elan se parecía mucho a ella hacia unos meses y de alguna manera sabia por lo que estaba pasando.

Sabía probablemente que tenía problemas familiares de los que nunca hablaba o se hacia el desentendido, sabía que alguien le había roto el corazón, sabía que hubo un tiempo el que solía ser una persona muy diferente.

Sabía, sabía, sabía...

Sabía todo eso porque ella había pasado lo mismo y por alguna razón, todavía no lograba explicar Leney quería ser para Elan la persona que necesito y nunca llego.

Elan no pareció no saber que decir como por una milésima de segundo, no sabia como defenderse; así como toda persona cobarde recurrió al ataque:

-Me das asco.

-¿Ah, si? -Ian fingio sorpresa.-¿Por ser la persona que o admites ser?


Y Leney lo noto.

Aquel temblor en el labio inferior, aquellas cejas que se alzaban levente para luego fruncir el ceño. La frente arrugada y las mejillas sonrosadas.

Elan se había sorprendido, para luego dar paso a un rostro repleto de ansiedad e inseguridad.

En ese momento Leney se dio cuenta que no debió de "hablarle" sobre ello a Ian.

Había ido muy lejos.

Sus amigos no se notaban para nada felices, y antes de que ellos pudieran hacerle algo y que ellos pudieran hacerle algo, tomo la mano de Ian y huyo.

Salieron corriendo de ahí, sin mirara tras, esperando que nadie los estuvieran siguiendo.


P.S: Smile For Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora