No todo estaba realmente bien estos días en la vida de Leney. En realidad, nada iba bien y las cosas parecían empeorar día a día. Amanda le había cancelado ya dos días seguidos porque ella seguía saliendo con Elan por las tardes, por lo que en los últimos dos días no había tenido a su mejor amiga para nada. Si es que podía llamarle "mejor amiga".
Y de Ian...ni se diga.... El se tuvo que ir a Londonderry, Irlanda, de donde era nacido , ya que su abuela se había puesto mal de salud y todos en su familia la apreciaban incluso Leney, que en las navidades pasadas Ian le insistió en llevarla y fueron navidades inolvidables para ella.
Leney sabía que el tener rencor con la gente estaba mal, pero es que sentía como cada una de las palabras que Amanda decía sobre ella y Elan se clavaban cada vez más profundo en su ser. La persona que ella consideraba como mejor amiga, como única que quería verle feliz, estaba arrancándole todo lo que el quería que fuera en su vida, le estaba arrancando de entre manos todo lo que nunca fue suyo, todo lo que le daba esperanza para seguir luchando.
Pero por otra parte, ¿Cómo culpar ala dulce Amanda? Leney también reconocía su error. Ella nunca le hablo de lo que sentía por Elan, nunca le hablo sobre su corazón pidiéndole a gritos por esos ojos esmeraldas. Aunque por otra parte, Leney llego a pensar que Amanda conocía ese secreto y que nunca le había querido decir. ¿Estaba ella con Elan, aun sabiendo sobre sus sentimientos? Si era así, que egoísta era Amanda. Leney sentía que era egoísta incluso siendo ignorante de sus sentimientos, incluso ignorando el dolor que embargaba a Leney cuando ella le veía en la cafetería y le guiñaba el ojo, yendo de la mano del chico al que Leney amaba.
Iba de camino a casa, pensando en si Elan había leído la carta que le había dejado hoy en su casillero.
Pensando, imaginando, cuál sería su expresión al leerla. Al leer todas las que le había dejado en la última semana.
Las cartas le daban consuelo. A pesar de no saber si Elan le leía, sentía como su corazón pesaba menos cada vez que metía un sobre blanco a su casillero. Era como tener un amigo, una migo que no podía juzgarte, no reclamarte por todos los sentimientos que plasmabas en el papel.. le hablaba de muchas cosas, sin sentido y con sentido. Normalmente eran cosas sobre Elan, sobre las acciones que había estado observando. Le daba consejos, sobre el ser tu mismo, sobre todo lo que costaba ser tu mismo en esta sociedad de mierda.
Leney esperaba que de verdad le leyera.
Algo importante, un error que esperaba no cometer, era especificar el género. Debía usar el género neutro, no podía permitir que Elan supiera que fuera cualquier chica o...chico.
Aunque, una parte de ella, muy en el fondo, esperaba que Elan sospechara de la chica tímida de ojos avellana que era cuando estaba frente a el.
Pero al escribir no era tímida. Soltaba todo. Y no se cansaba. Nunca se podría cansar de escribir. Eso era lo único que le complacía en el día. Llegar a casa para escribir, ya que estaba sola la mayor parte del día, porque ni Amanda, ni Ian no estaban con ella.
Pero esa tarde todo se puso mal.
Esa tarde estaba con unos ánimos de perros, solo esperaba llegar a casa, agarrar la pluma y escribirle a Elan, para tratar de tranquilizarse un poco, pero sus planes se vieron frustrados ante una no tan grata sorpresa: Papá y mamá estaban en casa. Y ninguno estaba feliz con ella.
Cuando paso el accidente ninguno de los dos, mas su padre, volvió a ser el mismo con ella, ni siquiera le tenían con cuidado en ningún lado, solo le dejaban lo necesario en la casa y se salía a la calle, como si no soportaran el dolor de solo ver a su hija mayor sola sin sus pequeños angelitos a un lado de ella, contándoles un cuento y riendo.
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P.S: Smile For Me?
Romance"Si cupido me diera tu corazón, lo haría enamorarse de mi. Caería como en una red. Estarías en mis brazos. Nos tomaríamos de las manos y caminaríamos durante horas juntos sin que nadie pueda interrumpirnos, porque al ser interrumpidos, nunca podrí...