"Si tenerla lejos es doloroso, tenerla cerca es peor." ―Lauren.
-Mierda.- Mascullé, cerrando de un portazo la puerta de mi casillero.
-¿Lauren?.- Escuché que alguien susurró a mi lado.
Arrugué el trozo de papel entre mis dedos y giré mi cabeza hacia la voz. Una sonrisa tímida me recibió en el rostro de Ariana, pero sus cejas estaban fruncidas.
-Hola. Yo... yo...- Tartamudeó un buen rato ella, y se encogió de hombros. -¿Estás bien?.- Preguntó al final, torciendo sus labios.
-Sí.- Mentí, apretando los puños.
Por unos segundos, Ariana retorció un mechón de cabello entre sus dedos, y entonces abrió la boca otra vez.
-Entonces nos vemos mañana, adiós.- Saludó no muy segura, y se fue por el pasillo.
Cuando vi su cuerpo alejándose, y el cabello rojizo balanceándose por su espalda, me insulté a mí mismo. Bella no tenía la culpa de que mi humor estuviera por el piso, mucho menos, que yo estuviese enamorada de Camila. Al pensar en su nombre, vino a mi cabeza la nota que había encontrado en mi casillero segundos antes.
"Creí que diciéndote sabelotodo me odiarías, pero al parecer sigues enamorada de mí. Pobre de ti, ilusa niña lloróna".
Caminé por el mismo corredor por donde se había ido Ariana, y antes de salir al patio, arrojé el papel que tenía en mi mano a un cesto de basura. Y mientras buscaba con la mirada a la pelirroja y diminuta chica que había querido entablar conversación conmigo y yo había ignorado con mi indiferencia, me juré olvidar a Camila. Olvidar sus ojos chocolatosos, su sonrisa amplia, y también los lunares que descendían desde su mejilla izquierda hasta su hombro. Suspiré consternada.
Dos días han pasado desde que solté el último suspiro por Camila. Y déjenme decirlo, es todo un récord de mi parte, además de un total y completo sacrificio. Odio tener que admitirlo, pero es difícil no mirarla... sobre todo cuando me lo he prohibido yo misma.
-Aquí, Lauren.- Me llamó Ariana, agitando su mano encima de la cabeza, desde el otro extremo de la cafetería.
¿Qué puedo decir? La pelirroja es una de las causas por las que he soportado tanto tiempo sin mirar hacia Camila. Ariana es mi nueva "amiga", si es que se le puede llamar así a una chica que apenas conozco y que se sienta desde hace dos días junto a mí en la cafetería.
Le sonreí, al ver sus pecas, y caminé hasta estar a su lado.
-Hola, roja.- Le dije, dejando mi bandeja con la especialidad del día sobre la mesa.
-Hola, pelinegra.- Me dijo de vuelta.
Con Ariana todo era fácil. Reír. Pensar. Hablar. Estudiar. Era una chica con la que tenía muchas cosas en común, sobre todo, la parte donde las dos éramos nerds. Y a las dos nos gustaba apodarnos según el color del cabello.
-¿Comida misteriosa?.- Indagó, arrugando la nariz hacia mi bandeja con unos raros trozos de verdura o vaya a saber qué.
-Eso parece.- Asentí no muy segura.
El resto del almuerzo fue bastante entretenido, y no sólo porque con ella podía hablar de mis series preferidas, los libros más profundos que había leído, los mejores profesores de matemáticas o los últimos descubrimientos científicos, sino también porque Ariana era sumamente divertida... y sabía imitar bastante bien la voz de Gollum diciendo "mi precioso" cada vez que agarraba su PSP o su móvil para jugar al Candy Crush.
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Estúpida Lauren (Camren. Adap)
Fanfiction-¿Qué quieres de mí? -Quiero que tus malditos labios se posen sobre mis malditos labios, y que nuestras malditas bocas se encajen como un maldito rompecabezas. -¿Qué se supone que...? -Bésame. ¿O es que acaso una nerd como tú no entiende el v...