"Un maldito rompecabezas." ―Lauren.
Un mes ha pasado.
Un mes desde que «conocí» a Camila.
Un mes desde que vimos juntas la película Agua para elefantes.
Un mes desde que pasamos juntas cada hora de clases, hablando, riendo, pero sin hacer mención de ningún sentimiento ni del beso que compartimos en medio de la cafetería.
Beso que, gracias a Ariana y sus contactos en el periódico, evitamos que apareciera en primera plana. O en los rumores. Incluso en la fastidiosa sección de «¡último momento!». Y vaya que la presidenta del periódico había recibido información jugosa y detallada de ello; fotografías, relatos exagerados de lo que sucedió y cómo ocurrió, inclusive tiempo exacto que duró el beso de la nerd y la perra.
Agradecía a Ariana cada día por haber evitado ese tipo de notas.
Así que debido a ella, nunca volvimos a mencionar aquel hecho, ni tuve la oportunidad de repetirlo, es decir, Ariana siempre estaba entre medio de Camila y yo. Ella era el muro que nos separaba, quizá no con ese propósito, pero lo hacía. Nos hicimos muy buenas amigos... ¡con decir que hacíamos todo juntas! Almorzar, hablar en los corredores, reírnos de los mismos chistes.
Más aun con Camz. Todos los días, sin excepción alguna, la llevaba a su casa.
Pero sentía que iba a explotar en cualquier instante si no le decía que estaba enamorada de ella. Era muy loco, porque había conocido a sus abuelos, a su padre (una vez que la acompañé al cementerio), y también a su gato. Y podía asegurar que cada uno de ellos sabía de mis sentimientos, incluso su padre desde el cielo.
-¿Cuándo se lo dirás?.-
-Mañana.-
Ese había sido el diálogo entre Ariana y yo durante el último mes, cuando Camila no estaba cerca.
Ariana me presionaba para que yo le confesara mis sentimientos, sin embargo, cuando estaba con Camz me era imposible. Me había acostumbrado tanto a ella, a su aroma, a ver sus lunares de cerca, a respirar de su aliento cada vez que cuchicheamos, que me daba pavor perderla. Porque sabía que si abría mi corazón y ella no me correspondía, entonces perdería todo... incluida esa sonrisa siniestra y juguetona que esbozaba cuando me llamaba «estúpida» y yo le fruncía el ceño.
Guardé las cosas en mi casillero, después de haber devuelto unos libros en la biblioteca, y me apresuré en llegar al viejo Impala de Chris.
¿Por qué me apresuraba? Porque como todos los días, Camila me estaba esperando allí a la salida de clases.
-Adiós, cariño.- La despidió Drew.
Pude escucharlo a lo lejos y vi cómo él le sopló un beso.
Inspiré, apretando los puños, y me repetí una y otra vez que yo era una nerd, no una boxeadora. Pero no podía evitar ponerme celosa cuando Drew le decía cariño o le guiñaba; me daban ganas de estrangularlo. De golpearlo con mis libros. De gritarle que se alejara de mi chica.
Camila lo ignoró y sesentó en el capó de mi auto. Al verme, sonrió.
-¿Cariño?.- Indagué acercándome a ella.
-Drew es un idiota.-
Su media sonrisa me tranquilizó.
-Creo que ha estado enamorado de ti desde primer año.- Le comenté, en parte cierta, y en parte para ver su reacción.
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Estúpida Lauren (Camren. Adap)
Fanfiction-¿Qué quieres de mí? -Quiero que tus malditos labios se posen sobre mis malditos labios, y que nuestras malditas bocas se encajen como un maldito rompecabezas. -¿Qué se supone que...? -Bésame. ¿O es que acaso una nerd como tú no entiende el v...