Capitulo 1. Candados

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Desde que empecé a manejar mis poderes, al principio no me podía controlar, tenia pequeños "reflejos" por así decirlo, de ellos.

Al principio me cansaba de ellos al no saber controlarlos, podía escucharlo todo, desde el pequeño rechinido de los dientes de un tipo al otro lado del salón de clases, hasta el mas simple sonido de un caracol moviéndose por la pared del árbol en el patio al otro lado del edificio.

Estaba apunto de volverme loco, después de un tiempo empecé a sentir el poder, el primero que se manifestó fue el de la telepatía, empecé a escuchar lo que los demás pensaban, lo cual se me hizo al principio divertido, pero al no saber como controlarlo me desquiciaba al escuchar tanto ruido, y si decía algo sobre lo que me pasaba, me dirían loco, pensé que era mejor callar siempre, no hablar.

A partir de ese momento me empecé a aislar mas, tenia 11 cuando paso, deje de salir con mis amigos, ellos me invitaban a jugar fútbol o a jugar videojuegos en sus casas, pero a todos les dije que no, inventando escusas de cualquier tipo.

El escuchar lo que los demás piensan de ti es algo doloroso, cada que entraba al salón al inicio de clases me miraban como bicho raro, y escuchaba que pensaban que le pasara, que feo gusto para vestir, que le pasara, sera emo, se cree mucho y por eso no nos habla, se cree importante como para ya no jugar con nosotros.
Al mantener alejados a mis amigos y mi familia, tuve suficiente tiempo para conocer mis limites, aunque fue complicado para mi, suelo ser de ese tipo de personas que nunca lea gusta dejar las cosas a medias. Entonces me propuse seguir y seguir.
Cuando cumplí los doce, otro poder llego, parecía que cada vez me volvía mas poderoso e invencible. Hay partes de esos años que ya no quiero recordar, me arrepiento de muchas cosas. Ese poder fue el de la fuerza, aun no encontrado mi limite.
Por lo cual recurri a investigar sobre personas como yo, lo único que encontré fueron leyendas y mitos antiguos, en una pagina de internet encontré publicidad sobre una tienda de mi ciudad especializada en conjuros y hechizos.
Al principio todo esto me sonó a una estafa.
Pero tenia que encontrar una manera de ponerme un límite, no quería lastimar a nadie. Necesitaba candados para mis poderes.
No podía seguir así. Me sentía horrible. Como un monstruo.

Mi Gran Secreto, Un Gran PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora