Me encontraba con los ojos vendados, estaba sentado en las banquillas que se usan para poder cambiarse los zapatos y las medias, o las demás prendas. Había ido por una venda a el club de teatro, no me importaba mucho seguir los reglas, pero no quería romper la única regla que me había dicho... él.
Escuché pasados unos instantes, unas pisadas que parecían acercarse más y más hacia la dirección en donde yo me encontraba, pero no tenía la menor idea de si sí era él, o no.
──Obediencia, eso me encanta ──se escuchó esa vocecilla grave, muy grave. Era una voz de hombre, una de las voces más profundas que he llegado a escuchar.
──¿Eres tú? ──pregunté. Durante unos segundos no se escuchó ninguna respuesta de su parte.
──Pues dime... ¿Quién crees que soy yo? ──de nuevo se oyeron sus pisadas, esta vez sentí que se acercó hasta quedar frente a frente a mí. Su presencia era intimidante, de seguro me estaba viendo fijamente; sentía que me cegaba, era intenso, ese sentimiento me ponía muy nervioso.
──Eres tú ──recalqué con un tono seguro. No tenía ninguna duda de que era él.
Sentí cómo se agarraba de mis piernas, se estaba poniendo de cuclillas en frente de mí. Era intimidante, sus manos quemaban, ese contacto me hacía estremecer.
──Soy yo... bebé ──sus manos pasaron de estar en mis piernas, para tomar paso y colocarse en mis mejillas. Una nueva sensación me invadió, era fría y húmeda... me estaba besando.
Era cálido, no era rápido, era suave, no estaba siendo grosero. Movía mis labios a como podía, se sentía bien, muy bien, era un sentimiento muy extraño, me era familiar. Estaba besando a un extraño, pero él era cálido, me hacía sentir cómodo, me hacía sentir muy bien.
──Debo ir a mi última clase, me escapé sólo para verte, estás lindo ──mencionó──. Haré una última cosa antes de irme ──tomó de mi mano y... no, no podía ser cierto.
──Esto... ──la sangre se me subió a las mejillas. Me había hecho tocar su miembro por encima de su ropa. Joder, era grande, el muy idiota estaba erecto, muy erecto.
──Me gustó, luego espero lo toques pero con tu lengua ──rió──. Te dejaré mi número para que me hables al Whatsapp. Mi número es privado, y en Whatsapp tengo todo en privado, así no podrás buscar nada de información para saber quién soy. Eso será hasta que yo lo decida ──de nuevo me volvió a besar, un beso muy corto. Luego de eso, se puso de pie y dejó un papelito en mi mano──. Háblame. Adiós.
Las pisadas de nuevo se hicieron notar, se estaba yendo. Me podía haber quitado la venda, pero estaba tan atónito que en verdad no pude hacerlo.
GRACIAS POR LEER, VOTAR Y COMENTAR.
CIAO
ESTÁS LEYENDO
Palabras Orgásmicas (E#2)
Short Story"Desde ese día en que me hallaba en el vestidor del gimnasio, no puedo dejar de pensar en ello. Con esa nota que dejó en mi casillero logró excitarme tanto, sólo con unas palabras un hombre logró excitarme a mí. Prometo que descubriré quién eres, ma...