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─realmente eres un estupido.─le lancé una mirada de desaprobación cuando escuché el grito del auxiliar Yow, en realidad pude destinguir muy bien  su voz. Diablos─Pensé. No debería haber venido de todos modos. Maldita curiosidad. Los estudiantes desaparecieron al segundo que lo vieron pasar por el pasadillo y pisar el patio con su bastón. Ese abuelo aveces era muy malo y ellos lo sabían.


─me largo─susurré girando la cabeza hacia el chiquillo que estaba aún en el suelo con su cosas en el piso. No sé porque lo hice, no sé en que estaba pensando en ese momento. No sé que carajos me paso cuando me acerque a él y lo agarré del brazo, fue extraño, él me miró anonadado mas no se resistió, se levantó─tienes que salir ...─le susurré viendo como mis amigos desaparecian de mi vista y como el auxiliar aún no llegaba. Me causó risa, enserio. Hasta daba gracias a dios que el patio de mi facultad sea tan grande. Giré mi rostro hacia él que me mirada igual─ ¡ahora!─le grité. Al parecer capto bien porque al momento se volvio a recoger sus cosas. Ya listo lo jalé y empezamos a correr, tiré tanto de él que sentí como tropezaba, y por nada me decían la ''chica perfección''



***


Estiré mis piernas y brazos y cerré los ojos intentando pensar en el embrollo que me ha había metido, trayendolo a la sala de música. Este era mi lugar secreto. En realidad aquí era donde pasaba los recreos pasandolo bien. Aquí era donde yo buscaba algo de diversión con los chicos que venían en buscar de lo mismo  que yo. Sexo.  Y sabía que si este pueblerino supiera que la sala de música no es lo que es. Todo se iría al diablo.


─di-sculpa..─sentí su respiración muy cerca de mí, decidí hacerle pensar que estaba tomando una siesta.─bueno...verás...señorita....¿está dormida?..-─sentí como se levantaba al momento de escuchar sus pasos, ya que yo estaba echada en algo que lo llamarían colchón para juegos, esos que usaban para las volteretas o acrobacias, ya saben. Moví un poco mi cabeza hacía la derecha y abrí levemente los ojos y lo observé atenta. El chico camino hacía la puerta, la abrió, creí en ese momento que me dejaría y se largaría sin mí. Maldito desagradecido─pensé cuando lo ví sacar la cabeza. Cerré los ojos realmente molesta. Ni que  yo necesitará de él. Misero pueblerino.


La puerta se cerró y al fin abrí los ojos pensando que ya no estaría aquí pero me llevé una gran sorpresa cuando lo ví apoyado en la puerta con la cabeza gacha. Él realmente se había quedado. Parpareé muchas veces pensando que eran alucinaciones mías y cuando lo ví volvearse y caminar rápidamente a mi, caí en cuenta que era verdaderamente él.


─ ¡despertaste!─dijo alegre y risueño. ─pensaba que te habías desmayado..¡pero estas bien! ─Pude ver su gran sonrisa y sus hermosos ojos color azules, el chico este tenía su gran atractivo natural, y no era porque tuviera la piel blanca o rasgos faciales únicos de un modelo de revista. No. El era la viva imagen de un adonis que cuentan esos libros antiguos. Estaba realmente sorprendida, no entiendo como no lo ví antes, cierto estaba preocupa en como escapar en ves de verlo apropiadamente.─iba  salir a buscar a alguién ..─pensó un poco u continuo─pero no lo hice porque no conosco a nadie─se entristeció tremendamente y volvió a hablar─es por eso que me quedé contigo señorita─ Era la segunda ves que me decia señorita, y era también la primera ves que un chico me lo decía así como así. No me gustaba.


Lo alejé con mi mano derecha y levante despacio.─señorita..─susurré indignada. ¿que es esa horrenda palabra?─ ¿sabes yo tengo mi nombre?.─su expresión cambió de manera rápida─ Me llamo _____  Yan  y si quieres servivio ve a un prostibulo─y lo dije─ ahi de seguro te atenderán y caerán muchas señoritas complacientes─


─¿qué?..


─¿me oíste chiquillo? .. aqui en la calle xxxx hay varios..


─yo ..no..


 No era posible, él acaso no sabía que aquí en el instituto llamaban señoritas a esas prostitutas de mierda que ganaban el dinero fácil.


 ─¿no sabes?..¿tú acaso no sabes que aquí todos lo hombres llaman señoritas esas putas rastreras que abren las piernas por un misero dinero.─le grité cabreada. Este abrió los ojos y al parecer no sabía ya que me miró peor que antes.


Era por eso que no me juntaba con estupidos virgenes y pueblerinos y no sé en que rato pensé agarrarme a uno. La curiosidad, el placer- respondió mi subconciente.


La puerta se abrió de repente, miré instintivamente.


¿Que hace él aquí?


─¿que hiciste maldita pendeja?─un alterado yesung entró cerrando fuertemente la puerta. 


─¿como? ..yesung no sé de que mierda me hablas.─también alcé la voz cuando me sostuvo de los brazos, y en ese momento me olvidé totalmente de ese virgen de mi costado.


─eres una zorra


─tú un cabrón de mierda─le respondí igual. Él imbecil me sonrió.─y zorra será esa noviecita que tienes─le dije y este respondió de otra manera en realidad no me sorprendió, ya que yo sabía que el estaba con ella solo por aparencias y no porque la amara realmente. Yesung me empujo a la mesa que estaba detrás mio, me sujeto de la mejilla para empezar a besarme, con  su rodilla derecha abrió mis piernas, haciendome sentir como se acomodaba entre ellas, yo no le negué nada yo solo me dejé llevar por el maravilloso placer que me brindaba con su gran y fogoso beso.


Un ruido me saco de mi momento de excitación, no sé como pero abrí los ojos flojamente, las manos de yesung no me dejaban pensar con claridad, oye el chico estaba tocandome los pechos y frotanse con su miembro viril con descaro. La silueta de un chico se asomaba frente al mio, sus ojos, esos me mostraban que jámas hubiera visto a dos personas estar a punto de tener  sexo, lo entendía, entendia porque tenía esa expresión en su rostro.


Él era virgen, él era mi virgen.


***


RESUBIDO

Trato Hecho ||Luhan|| ACTIVO 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora