Intro. Coffee O'Clock

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Los rayos del sol amenazaban con esfumarse conforme sus pasos se volvían cada vez más rápidos en consecuencia al frío clima característico de Seúl por las tardes de otoño

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Los rayos del sol amenazaban con esfumarse conforme sus pasos se volvían cada vez más rápidos en consecuencia al frío clima característico de Seúl por las tardes de otoño. Yeori podía sentir la melancolía invadiendo su pecho mientras miraba el paisaje de árboles pintados de tonalidades cálidas, una mezcla entre anaranjado y amarillo, sonrió al recordar que su abuela siempre mencionaba lo mucho que le gustaba ese bello paisaje.

De su bolso saco su cámara y tomo fotografías de el entorno que la rodeaba, las pequeñas polaroids eran sostenidas en sus manos con una delicadeza muy característica de Yeori, siempre era precavida en no arruinar las fotografías con tal de mantener el recuerdo lo más vivo y cercano a la realidad; así cuando llegara el momento de apreciarlas, podría sentirse de nuevo en ese momento. Claro que muchas veces terminaba por dejar pequeños rastros de café o incluso tinta que se corría al momento de anotar las fechas en las polaroids, Yeori era delicada pero al mismo tiempo solía ser muy despistada.

Después de un par de fotografías prosiguió su camino hacia uno de sus destinos favoritos del lado de la ciudad donde vivía.

Sonrió levemente al visualizar el pequeño letrero que llevaba unos años en la misma posición, ya algo desgastado pero aún conservando legible su escritura. No pudo evitar relajar sus hombros, Coffee O'Clock siempre era un destino placentero y acogedor en una gran y ruidosa ciudad como Seúl que muchas veces abrumaba con la velocidad en la que pasa el tiempo, afortunadamente, dentro de este café el tiempo parecía congelarse.

Empujó la puerta haciendo que la campanilla sonará anunciando su llegada, siempre le había gustado ese sonido ligero y muchas veces lo encontraba gracioso, era divertido pensar que su función era simplemente anunciar cuando alguien entraba invitando a los demás presentes a mirar en aquella dirección. Y esta no fue la excepción, algunos ojos curiosos fijaron su vista en la chica que entraba y no pudieron evitar mirarla por unos segundos más de lo habitual, sin duda alguna, su presencia siempre iluminaba cualquier lugar.

Comenzó a sonreír a algunos empleados e incluso saludo a la señora que, al igual que ella, siempre se sentaba en la misma mesa; con excepción de que para Yeori su mesa era única.

Se encontraba ubicada en el rincón justo al costado de la ventana y se había convertido en su lugar favorito, desde ella podía admirar el paisaje urbano pero del mismo modo acogedor que ese lado de la ciudad brindaba. Desde niños corriendo para jugar en el parque que quedaba a unas cuadras, hasta trabajadores que regresaban a casa después de una jornada de trabajo, pero su parte favorita era la pequeña luz que se colaba cuando se permitía admirar las polaroids extendidas en toda la mesa. Aquel pensamiento la hacía sonreír con más intensidad conforme sus pasos avanzaban en el ya memorizado camino, pero sus risueños pensamientos se vieron interrumpidos cuando encontró su lugar ocupado por alguien más, se quedó estática e inevitablemente comenzó a analizar de más la situación.

Sabía que no podía hacer una escena infantil por algo así, pero no puedo evitar curvar sus labios en un puchero que podría derretir el corazón de cualquiera, sobre la mesa se encontraba una taza con algo que definitivamente no lucía como café con tanta leche que el sabor amargo se disolvía casi por completo, cosa que la molesto ligeramente pues el color oscuro de la bebida no lucia muy atractiva a su vista. ¿A caso alguien podía tomar un líquido tan oscuro?, se cuestiono a sí misma mientras apretaba la correa de su bolso buscando alguna solución a la problemática en la que se encontraba.

[1] 𝐂𝐎𝐅𝐅𝐄𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐏 ࿏ Choi YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora