III. Blushed Cheeks

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Cualquiera hubiera pensado que aquel día sería el típico día soleado que animaba a todos a dar un paseo por las pobladas calles que eran ya características de un lunes por la tarde

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Cualquiera hubiera pensado que aquel día sería el típico día soleado que animaba a todos a dar un paseo por las pobladas calles que eran ya características de un lunes por la tarde. Era la hora del día en el que todos los estudiantes volvían a casa a hacer deberes o solo descansar luego de un pesado día, algunos trabajadores también salían mientras que otros se preparaban para trabajar.

La vida nunca se detenía el Seúl.

Yeori se animó a salir a tomar aire fresco y ¿por qué no tomar un par de polaroids? Después de todo ellas eran su forma de descubrir un nuevo mundo y el poder mostrárselo era lo que más la entusiasmaba a la hora de encontrar algo digno de ser grabado tanto en su memoria como en las pequeñas fotografías. Tomo todo lo necesario y camino por el pasillo que para ella era eterno.

— Volvere pronto, iré a la cafetería y vuelvo. —anunció mirando la puerta entre abierta.

No obtuvo respuesta alguna. Su corazón se estrujo y decidió no insistir, volvió a la sala de estar y escribió una nota avisando de su paradero. Miro por última vez el interior de la casa y salió, se topo con algunos de sus vecinos y les sonrió como si todo estuviera bien, sacudió su cabeza y alejo todos aquellos pensamientos abrumadores. No dejaré que arruinen mi día.

Cuando por fin llego al parque, empezó a admirar los grandes arboles que ya estaban por quedarse sin hojas, saco su cámara dispuesta a capturar alguno para su abuela. El día seguía cálido y tranquilo, el parque estaba silencioso y aquello permitía que Yeori escuchara el viento arrastrando las hojas y uno que otro pájaro cantando. Pero todo se vio arruinado cuando una gran nube gris cayo sobre el azulado cielo y cubrió todos los rayos del sol, comenzaron los estruendos en el cielo, de inmediato Yeori miró hacia arriba y la lluvia no tardo en comenzar a caer con fuerza.

— Demonios. —maldijo colocando sus bolso sobre su cabeza intentando cubrirse de la lluvia.

Logro llegar a una parada de autobús con tejado, pero estaba completamente empapada. Reviso rápidamente su bolso y agradeció al cielo las que polaroids estaban a salvo, aún eran buenas para enseñárselas. Bufó mirando su aspecto pero decidió que lo mejor sería llegar a Coffee O'Clock para pedir chocolate caliente, sabía que eso mejoraría su día y tenía la esperanza de encontrarse con Yeonjun.

Siguió corriendo y por fin apareció el letrero en su campo de visión, de inmediato suspiro dispuesta a buscar un poco de tranquilidad después de lo ocurrido. Su ceño se relajó cuando vio la cabellera rebelde de Yeonjun caminando hacia ella con rapidez, en cuanto sintió sus brazos rodearle se sonrojo y el frío que la acompañaba hace un rato se desvaneció trayendo en su lugar un calor satisfactorio.

Yeonjun se alejo un momento y tomo el rostro de Yeori entre sus manos, tenía la nariz roja por el frío.

— ¡Dios mío, Yeori-ah estas goteando! —exclamó quitándose su chaqueta para envolver su pequeño cuerpo en comparación al gran tamaño de esta—. ¡Podrías enfermarte! Vamos, te llevaré a casa para que te seques. —tomo su mano y la llevo por debajo de los tejados de las fachadas de los locales.

[1] 𝐂𝐎𝐅𝐅𝐄𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐏 ࿏ Choi YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora