Capítulo 1

1.6K 104 6
                                    

No era extraño que Tobirama se encontrara hasta altas horas de la noche velando por su hermano mayor, Hashirama, quien no descansaba por culpa de todo el trabajo pendiente. 
Esta no era la primera noche en la que decidía velar; ya hacía una semana desde que venía dormitando muy poco por este mismo motivo.

Desde pequeños, Hashirama lo salvó numerosas veces de la muerte a manos del periodo de guerra entre los clanes combatientes.
A sus once años y ya a través de muchas batallas, no podía reprimir ninguno de sus sentimientos. Era un guerrero y como tal los estragos ocasionados por la guerra podían hacer flaquear su mente, pero allí estaba su hermano mayor para consolarlo. Hashirama lo protegía, lo abrazaba cuando necesitaba llorar, y lo consolaba como nunca nadie lo hizo. 
Tobirama siempre secaba su cara con la manga de sus prendas para que su padre jamás notara las torrenciales lágrimas a través de la suciedad y la sangre que lo cubría; una lágrima equivalía a un severo castigo. Un golpe que no se quitaría en un día, pero Hashirama siempre lo calmaba susurrándole al oído que todo iba a estar bien.

A partir de eso, Tobirama decidió que le devolvería el favor a su hermano de alguna manera.
Por ahora, hace todo lo posible para lograr ese objetivo.

En su infancia jamás se sintió solo, o al menos fue así hasta que las tragedias comenzaron a ocurrir. Primero, la muerte de su atesorada madre, luego la de su hermano Kawarama, seguida medio año después por la muerte de Itama y finalizando con la muerte de su padre.
Todos ellos se fueron a las tierras puras y jamás volverían. 
Hashirama poco a poco comenzaba a desmoronarse cada vez más acorde a como iban sucediendo las bajas. Tobirama desconocía el cómo lograba su hermano quitar esa bruma, simplemente lo veía sonreír con una inmensa falsedad y se alejaba del Clan Senju para volver a altas horas de la noche. Nunca supo a donde se dirigía, con quien iba o que hacía. Jamás lo preguntó, no le concernía. 
Tobirama pensaba que era porque su hermano necesitaba tiempo a solas, y era algo que respetaba aunque provocara que se sintiera más solo. Con su hermano mayor realizando esas salidas sin explicación alguna, solo tenía la opción de guardar silencio y tragarse ese sentimiento de soledad.
Cuando Hashirama volvía, aparecía con una enorme y radiante sonrisa, molestando con cariño a su hermano menor el cual fingía que no le gustaba cuando en el fondo estaba realmente feliz de que su Aniki lo tratara como un niño.

Tobirama aún recuerda cuando recién estaban afrontando el luto de Itama. Recuerda a la perfección cuando su padre le ordenó vigilar a Hashirama cuando estaba comenzando a irse sin dar explicación alguna. Una misión logró darle un ligero dolor en el pecho cuando descubrió el motivo. Las razones por las cuales su hermano se iba eran porque se la pasaba junto a uno de los enemigos: un Uchiha. 
A partir de ese suceso, y cuando Tobirama decidió decirle a su padre, Hashirama simplemente creó un muro de aislamiento entre él y su hermano. 
Podían verse y hacer algún que otro pequeño chiste, pero ya nada era igual. Ya no eran los mismos hermanos que fueron en el pasado. 

¿Qué tenía ese Uchiha que él no tuviera?
Una pregunta que repetidas veces se realizó el albino. 

Para mantenerse al día, Tobirama pasó todo su tiempo libre estudiando e inventando numerosos jutsus, todo con el fin de sorprender a Hashirama. 
Las veces que lograba su objetivo, su hermano siempre lo elogiaba o le sonreía con orgullo, y él únicamente se limitaba a responder con un simple gracias y una tenue sonrisa; sin embargo, siempre disfrutaba esa atención que estaba comenzando a darle su hermano ahora que eran adultos. 

Una vez que terminó de velar por su hermano y planeó retirarse a dormir, logró escuchar una voz que provocaba unas asquerosas náuseas: Uchiha Madara. 
Podía escuchar a la perfección como el Uchiha entablaba una charla con su hermano mayor.
Lentamente se dedicó a salir de su habitación y bajar con cuidado las escaleras hasta que llegó a la puerta donde podía escuchar de donde provenían las voces.
Lo pensó varias veces; sabía que estaba invadiendo el espacio personal, pero era lo correcto... ¿No?
De forma sigilosa abrió un poco la puerta y logró ver una escena que hubiera deseado jamás presenciar: Su hermano, su querido hermano mayor besando al despreciable Uchiha. 

Ahogó un suspiro al ver esa escena mientras sentía como si alguien hubiera tirado encima de él un balde de agua helada. Retrocedió un par de pasos. 
Sentía como si le estuvieran robando el alma en ese momento, y sin previo aviso se apoyó de espalda a la pared más cercana, sujetando su propio pecho con su propia mano diestra.
¿Qué hacer? ¿Qué sentir? ¿Qué reaccionar? No sabía.
Numerosos recuerdos abordaron su mente con brutalidad. 

Cerró sus ojos con fuerza.
Mordió su labio inferior con intensidad.
Y dejó caer un par de lágrimas.

¿Por qué amar duele tanto...?

Semilla de LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora