cap.5 El pedido de las flores

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El pedido de las flores

Esa mañana abrió los ojos con un deseo, que algún día todos los vientos pudieran soplar hacia el mismo mar, el de la esperanza. Así no importaría en qué lugar del mundo estuviesen ambos, pues al momento de izar las velas sabría que se irían a encontrar.

Como cada día despertaba en un lugar nuevo para él pues su mente siempre estaba en blanco por la mañana. Acercándose a su bonsái leyó un pequeño papelito y tomando su abrigo salió al patio trasero, observó cómo sus plantitas eran bañadas por el rocío matinal y se retiró a la cocina, estaba necesitando algo caliente en su estómago para empezar el día. Fue a la cocina y se sirvió un brebaje en un pequeño pocillo. Luego retornó a su dormitorio donde volvió a recoger su bonsái y esta vez leyó unos cuantos papeles más atados en las ramas superiores. Pero descubrió uno junto al arbolito que antes no había observado.

-Parece un pedido de flores- dijo leyendo detenidamente el papel y aunque no recordaba haberlo escrito se dedicó a realizarlo juntando la cantidad exacta indicada en el papel. Por la cantidad dedujo que se trataba de un hotel o algo similar, por eso debió contratar un flete para lograr cumplir con la entrega en tiempo y forma. Para la tarde casi tenía todo listo, aunque aún no había decidido si viajar él también en el flete pues una llamativa nota al pie decía expresamente entregar en persona.

-Será un cliente nuevo o tal vez alguien que ya me conoce y quiere agradecerme. Eso debe ser.

Tras dudarlo unos instantes optó por seguir las indicaciones al pie de la letra y ayudó al fletero cuando hubo llegado para cargar todas las flores que cuidadosamente fueron colocadas dentro del transporte. Mientras viajaba junto a su bonsái observó el cielo para recordar a las estrellas cuando un calor sobrecogedor le abrazó provocándole una paz que no había sentido en años.

Fue entonces que llegó a una vieja casona donde fue recibido por una señora de anteojos que parecía ser la propietaria. Esta señora lucía algo compungida en apariencia por un suceso muy reciente. Él quiso ayudar diciendo que era bueno con las cosas recientes, no así con lo lejano pues lo olvidaba con facilidad. Pero la señora sólo se limitó a firmar la compra y le ordenó llevarlas a una habitación de la vieja casona.

-Necesitará ayuda, aguarde que iré por alguien.

Y en pocos segundos regresó para avisarle que una mujer vendría a ayudarlo, para esto él ya había comenzado a trasladar los ramos a la habitación indicada. Y fue mientras hacía ese camino que alguien se le acercó a prisa sujetándole uno de los ramos.

-Déjame ayudarte con eso

Bastó con oír esa voz para que su corazón comenzara a galopar como un potro salvaje. Y es que a veces deseamos olvidarlo todo, quedar en blanco para volver a empezar. Pero ignoramos que nuestro corazón tiene su propia memoria y a nuestras espaldas la buscaría, volvería a encontrarla y nos volveríamos a enamorar.

-¿Tú te llamas Irina verdad?- ella asintió con una sonrisa discreta -¿No me recuerdas? Soy Haku.

-No, lo siento ¿Debería?

-Pues creería que sí, aunque ahora estoy muy confundido- se preguntaba por qué la recordaba con tanto cariño aunque entristecido estaba pues su mente no tenía las respuestas a su angustia. O peor, no recordaba esa respuesta que ahora ansiaba.

Ella le fue ayudando a llevar las flores a la habitación, preparándola como era debido. Cuando hubo llevado el último ramo Irina comenzó a llorar en silencio, acaso el más doloroso de los llantos, cuando quieres impedir que las lágrimas broten pero la pena es tan grande que tus ojos desbordan de dolor.

-Lo siento, no se preocupe. Estoy bien. Es sólo que hemos tenido una gran pérdida recientemente, pero bueno ya sabe lo que dicen. Una lágrima puede curar las heridas del alma.

-Si en verdad es cierto que una lágrima puede curar las heridas del alma entonces por qué tu llanto le duele tanto a mi corazón

Aquellas palabras le arrebataron una frágil sonrisa a ella en medio de tanto dolor y es que aquel joven le recordaba mucho a una persona que había conocido tiempo atrás. Luego vio el bonsái y recordó que no estaba dentro del pedido.

-Oh no, viene conmigo. Él me acompaña a donde yo vaya. Me ayuda a recordar.

-Por eso los papeles en sus ramas- dijo ella acercándose a él quien en ese momento dudó en interponerse -¿Puedo?

Ella deseaba conocer más a esa particular persona y comenzó a leer las pequeñas anotaciones donde se describía a sí mismo, sus gustos, las tareas a realizar  en el vivero, sus sueños, hasta que llegó a uno que tenía su nombre: Irina.

Ella se quedó con el papel entre sus dedos, lo observó a él quien se encogió de hombros y ocultó su pesar.

-Tú no has escrito esto. Reconocería esa caligrafía en cualquier parte del mundo. Él ha estado aquí ¿No lo recuerdas? ¿Sabes qué ha sido de él?

Haku muy en su interior comenzaba a entender su penosa situación. Él jamás había conocido a esa mujer, alguien alguna vez se la había descripto con tal pasión y amor que cada vez que veía su nombre evocaba en su mente esos sentimientos que con el tiempo terminó adoptando como propios. Ahora ambos intuían lo mismo, aquel hombre sabía que no podría regresar y vio en Haku la forma de llegar a su amada.

Sintió perderla como una lágrima en la lluvia que arrecia la memoria, volviendo al recuerdo fugitivo de nuestro corazón que al silencio se ha llamado, cegando a nuestros ojos ante el triste paso de las estaciones. Pues él sólo había sido un mensajero.

EL VALLE DE LAS LÁGRIMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora