Suspiros y cambio de planes.

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H a r r y.

Suspirar ya era parte de la rutina.
Sin motivo alguno, sin un hecho específico, simplemente suspirar.
Hay cosas en la vida que no tienen explicación y mientras uno se mantenga ignorante, mejor, así no hay forma de enfrentarse a la pérdida y desilusión.
Eso fue exactamente lo que hice, suspiré.
Una tarde bastante fria, Josie miraba su plato de comida con cansancio, había mandado a Thomie a dormir hace aproximadamente 10 minutos y todavía no decía ninguna palabra, le sonreí ladeado, tratando de decifrar sus pensamientos, algo bastante incierto ya que aquella habilidad la perdí unos años atrás, cuando aún eramos los mejores amigos tratando de llevar el compromiso y el matrimonio de la manera adecuada.
Estiró con su mano un papel, uno pequeño y blanco, se veía desde lo lejos una letra impresa y el logo de la escuela de Thom, ella simplemente sonrío, algo forzado pero algo siempre es algo, y se fue.
Miré mi posición en la mesa, solitaria, y me dedique a leer el papel.
Y entonces suspiré.
Así comienza la historia, con un suspiro de resignación y maldiciones de mi subconsciente por tener que cambiar turnos de trabajo, todo por asistir a una absurda reunión de apoderados, como si no supiera el comportamiento de mi hijo, hablador, sí, pero uno de los tres primeros de su salón.
Una muy, muy, muy absurda reunión de apoderados.

L o u i s.

Una mañana bastante agitada, lo único que quedaba por hacer era suspirar y sonreír de nuevo.
La tarde estaba fría y yo seguía sudando por todo el movimiento de la mañana, mi nariz estaba congelada, estaba muy seguro de que estaba roja, miré la hora de mi reloj y me apresuré en llegar a casa.
Tenía una sorpresa para mi bebé.
En ese momento llevaba una bolsa con deliciosa comida para la cena, de su restaurante favorito, steps era un pequeño local ubicado en el centro de la ciudad donde vendían el mejor pollo de toda la nación, sin exagerar.
De repente ya me encontraba en la puerta del edificio, no era feo, el lugar era muy pequeño, sí, pero era lindo y acogedor, lo único que le faltaba era la limpieza para demostrarlo.
Abrí la puerta y en seguida el olor familiar inundó mis fosas nasales, y un calor que de inmediato descongeló la nariz. Y ahí en medio de dos sofás estaba mi pequeño, sentado en el piso leyendo sus libros de aventura que tanto disfrutaba.
Dejé el pollo en la mesa de la cocina junto con las llaves y me acerqué despacio a él para agacharme y besar su frente. Su rostro sonriente como siempre se giró hacia mí y estiró de inmediato sus brazos para rodear mi cuello con estos y al mismo tiempo yo hacer lo mismo con su cintura.
— ¿Leyendo en el piso de nuevo, Bennie?
— Es mucho más cómodo que en el sofá, deberías probarlo algún día, papá.
Exclamó dejando su libro a un lado y me levanté en busca de Norah, la niñera. No pasaron ni 10 segundos, pues ella estaba detrás de nosotros mirando la escena con ternura.
Norah era una chica de apenas 17 años, era muy buena niña y se llevaba de maravilla con Ben, y también conmigo.

— Ve a lavarte las manos, Pequeñín, te tengo una sorpresa de cena.

Reí al verlo salir corriendo al baño y me acerqué a Norah para darle un abrazo.

— ¿te quedas a cenar, Norah? traje pollo de steps.
— Oh, me encantaría señor T, pero mis padres iban a preparar su Guiso especial por el cumpleaños de mi abuela, que por cierto murió hace 6 años.

Comenzamos a reir y la despedí en la puerta, pagándole el dinero correspondido. Y ahora venía mi parte favorita del día.
Ben ya había pereparado la mesa, como siempre, era cosa de llegar y servir, puse en el plato el pollo junto con las papas fritas y me lavé las manos dándome vuelta justo a tiempo para ver su rostro iluminado al ver la comida.
— ¡Es pollo de steps!
— Es pollo de steps.-asentí con la cabeza riendo y lo ví sentarse en la mesa demasiado entusiasmado.
—¡Eres el mejor, papá!
Nos sentamos a comer entre risas y juegos y entonces sucedió.
Palabras que casi habían sido olvidadas surgieron de sus labios, cambiando de pronto en rumbo de nuestras vidas.
— Oh, papá, casi lo olvidaba. La señorita citó a los apoderados para el jueves en la escuela.
Y se marchó a lavarse para dormir.
Tendría que organizar mi horario, cambiar planes, pedir permiso al trabajo y más, solo me quedaba suspirar.
Suspirar y sonreír de nuevo.

New Man, New Life. {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora