Capitulo 6

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—¡Mugrosa escuincla, ya no la soporto, la odio, la odio!— pensaba Lila mientras destrozaba toda la colección de aviones de Mauro.

Una vez satisfecha de su maldad, se escondió en su habitación.

Ahora veremos a quien culpa!—se decía a si misma Lila acostada en su cama.

Desgraciadamente Mauro y Narda habían discutido por unos juguetes en la cueva y ella furiosa había prometido no volver.

Pero Narda como todas las tardes se encerró a estudiar con Elias, en la oficina de Elias.

—Las cuentas no me gustan.— le comentaba Narda a Elias haciendo puchero.

—Vas muy bien en tu escritura—

Era lo único que Rosa no había permitido que  fuera a la misma escuela que sus hijos.

—Pero es necesario conocerlas.  ¿Entonces como vas a manejar la hacienda cuando me muera?—Le explicó Elias a Narda de la manera mas dulce.

Imprevistamente se abrazo a su cuello,  con lágrimas en los ojos.

—Yo no quiero que te mueras, Nunca!— decía Narda ahogada entre Lágrimas.

Se sentía satisfecho de haber logrado aquel cariño.

—No, ni tu ni yo nos moriremos nunca!—La consolaba con aquellas dulces palabras mientras la sentaba en sus piernas.

No se habían dado cuenta que la puerta estaba entre abierta.

—Parecen padre e hija— pensaba Rosa observando desde la entre abertura de la puerta.

Rosa llevaba meses atormentándose con aquella duda, y al igual que Lila buscaban un pretexto para que aquella mulata se fuera para siempre. 

La hija del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora