El sofocante calor de la tarde, y los gritos histéricos de Rosa, hacían que la frente de Elias se perlara de sudor.
—Estoy cansada de tus mentiras, todo el pueblo se burla de mi!!—Gritaba histérica Rosa con su cara arrugada del enojo a su marido Elias
A Elias se le estaba agotando su paciencia de tantas veces que ha intentado explicarle a su esposa Rosa pero ella siempre lo cortaba de tajo entre lágrimas y lamentaciones.
—¡Calmate por favor! Debes escucharme—grita Elias con el ceño fruncido, ya colmado de paciencia .
Por lo cual Rosa le grita:
—Esa mocosa es tuya no lo niegues ¡ay Dios mio!¿Cuando acabaran mis sufrimientos?—
exclamaba rosa con el rostro cargado en furia
Elias ya dispuesto a cortar con la discusión, lanza un grito lleno de furia:
—¡¿vas a dejarme hablar o no?!—inquiere Elias ya sofocado por dicha discusión
Rosa solo lo observa anonada por su reacción entonces Elias decide continuar
—Con mil demonios! Ya te dije que no es mi hija! Pero eso me pasa por compadecido!—con el rostro ya mas calmado con expresión abatida.
De pronto módulo la voz, ya abatido se tiro en un sillón, mientras ella lo miraba de soslayo.
••A esa pobre mujer solo la vi una vez en el hospital, y me dio tanta lastima, que...••
••por estupido solo por eso, prometí amparar a esa niña... ••Dice tocándose la frente con su mano derecha en forma de cansancio...
