De encuentros y despedidas.

736 67 5
                                    

De encuentros y despedidas.

...
25
...

Habían pasado ya dos semanas desde que el nuevo año hubo comenzado y Sakura Haruno continuaba observando en su reflejo las profundas ojeras que se habían formado debajo de sus ojos a causa del pésimo sueño de los últimos días. Estaba demasiado nerviosa de volver a encontrarse con sus compañeros de clase y aun más con algunas personas en especial. Era el primer día de vuelta a la escuela y, aunque su mochila estaba lista desde la noche anterior, ella sentía que no estaría lista nunca. 

-¡Sakura, se hace tarde! -llamó Kizashi desde el pie de la escalera. -¿Qué tanto haces allá arriba? 

-¡Ya voy papá! 

Tomó sus cosas sin mucho cuidado, colocó un gorro de lana sobre su cabello, se enfundó unos guantes, y salió a la marcha justo a tiempo para llegar a la primera hora a la escuela. El trayecto fue callado, Ino seguramente había tomado el autobús antes que ella ya que no la encontró en la parada, continuó pensando en todas las cosas que rondaban su cabeza e inconscientemente se hallaba sujetando con fuerza el pequeño dije que colgaba de su cuello. Su estómago dolía, y un cosquilleo incesante subía y bajaba de su espalda, molestándola. Aquel sería un largo día.  

.Presente.

-Eh, tengo que ir al trabajo, Sakura-chan. -anunció Naruto al rededor de las doce del día, poniéndose de pie mientras observaba el reloj que llevaba en la muñeca. -Hoy tengo el turno de la tarde, ¿crees que te sientas mejor como para ir a cenar?

Sakura se removió en el sillón en el que descansaba, dejó la taza de té casi vacía que Naruto le había preparado sobre la mesita del centro, y se estiró cuan largo era su cuerpo desperezándose. Ya su temperatura se había normalizado y el malestar general poco a poco desaparecía. Se puso de pie, y un ligero dolor de cabeza se hizo presente, aturdiéndola un instante.

-Yo creo que mejor me quedaré en casa a dormir todo lo que pueda, Naruto. -respondió la pelirrosa masajeando sus sienes un tanto hastiada. -¿Te veo mañana?

-Mañana entonces. -afirmó el rubio acercándose para depositar un beso en su mejilla a modo de despedida. -En la noche te llamo para ver cómo sigues.

-Estaré bien, descuida. 

-Bueno, te creo, pero aun así te llamaré.

Y al momento siguiente Sakura se encontraba de nuevo completamente sola en su apartamento. Tomó nuevamente su taza de té, bebiendo el contenido de un sólo sorbo, y caminó hasta la cocina para husmear en el frigorífico. No tenía hambre, a pesar de no haber desayunado nada sólido aún, más bien era simplemente que quería sentir algo dulce en la boca. Encontró un yoghurt de fresas congelado en la heladera, que Ino había guardado apenas un par de días antes, y se relamió pensando que estando enferma seguramente ella lo entendería. Regresó hasta su habitación saboreando anticipadamente aquel manjar cuando se dio cuenta de que la pantalla de su celular brillaba acaparando toda su atención.

-Maldición. -gruñó lanzándose por él intentando atender a tiempo, en vano.

Revisó la lista de llamadas, notando que el número que acababa de intentar comunicarse con ella no estaba registrado, y de inmediato supo de quién se trataba. De pronto su corazón comenzó a latir con desenfreno, sus manos comenzaron a sudar y ese dolor de cabeza se asomó una vez más. ¿Por qué tenía que sentirse así ahora? El teléfono comenzó a brillar nuevamente mientras vibraba entre sus manos, y un nudo se formó repentinamente en su estómago y su garganta.

Así fue como nos enamoramos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora