No puedo esperar más.

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-¡Mierda!

Había abierto los ojos por un absoluto milagro y lo primero que hizo fue tomar su teléfono para revisar la hora, sólo para arrojarlo sobre la cama lejos de él en el instante en que se dio cuenta de lo tarde que ya era. El reloj marcaba pasadas del medio día y un torrente de pánico lo invadió al recordar los planes que con mucho esfuerzo se había decidido a hacer. De nuevo se había quedado dormido. ¡Cómo demonios se había olvidado de la maldita fecha! ¡Qué pasó con la estupida alarma! Sin tiempo que perder, se lanzó corriendo hacia el cuarto de baño , con el corazón martillandole el pecho. Debía arreglárselas de alguna manera, sabía que, como estaban las cosas, no podía permitirse fallar.

-¡Mierda! - farfulló con el cepillo de dientes atravesado en la boca mientras trataba desenredar la maraña que tenía por cabello- ¡Maldita sea!

Enjuagó su boca y rostro, habiendo abandonado la esperanza de lograr un peinado decente, y regresó a la habitación revolviéndo frenéticamente en varios cajones en busca de un gorro tejido cualquiera. Se lo echó encima sin mucho cuidado y dio un salto sobre su cama para buscar su teléfono, ahora lamentando haberlo lanzado por un impulso de rabia, y volvió a comprobar la hora. Claro que seguía siendo tarde, ¿qué esperaba? ¿poder retroceder en el tiempo? La desesperación se apoderaba de él mientras el reloj continuaba su implacable marcha hacia adelante.

-¡Mierda! -volvió a exclamar.

Cuando te conocí eramos demasiado jóvenes para entender el amor...

Pero siempre te amé... y siempre lo haré...

Sasuke-kun...

La poca nieve que aún quedaba bordeaba las ahora bien despejadas calles, brillando reluciente bajo el sol de uno de los días más cálidos de febrero. El viento soplaba suave, mientras en el cielo se deslizaban un par de nubes perezosas, dignas rivales de la blancura de la nieve. Sasuke había salido a la calle y corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, aunque al mismo tiempo luchaba contra sus pulmones, amenazando con colapsar en cualquier momento debido al frío aire que despedía el invierno que aún quedaba y que respiraba a enormes bocanadas. Sintió su teléfono vibrar dentro de sus pantalones y rebuscó un poco para encontrarlo, tratando en vano de contestar sin tener que detenerse, luchando por mantener el ritmo y responder a la llamada. Finalmente, derrotado y exhausto, frenó en seco y respiró hondo.

-Estoy... a unas cuantas calles de tu casa... en el parque... -contestó con dificultad intentando recuperar el aliento. -¿Estás lista?

-¿Estás bien, Sasuke-kun? -lo cuestionó su novia al otro lado de la línea. -¿Vienes corriendo?

-Sí, perdí el autobús y no quería llegar más tarde, lo siento, me quedé dormido. -confesó mientras se agachaba para estirar las piernas dándose cuenta que sus músculos ardían, quizás más que sus pulmones.

-Pudiste haberme avisado, tonto, no tenías que venir corriendo todo el camino. -la chica soltó una pequeña risita burlona y Sasuke, sin poder evitarlo, sonrió ligeramente al escucharla. -Quédate en el parque, ahora te alcanzo y te llevo un poco de agua.

-Gracias, Sakura. -musitó el moreno sintiéndose entre aliviado y culpable.

-¿Ves a Naruto y a Hinata por algún lado? -preguntó la chica, para sorpresa de Sasuke. -Ya deberían estar ahí.

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⏰ Última actualización: Jun 17 ⏰

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