CAPÍTULO 7

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Volví casi que no pero aquí estoy lo siento por demorar recuerden dejar sus comentarios

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Soo desvió la mirada avergonzado, ¿tanto así lo había mirado como para darse cuenta?, ¿qué le estaba pasando? Esa situación lo estaba poniendo muy nervioso, qué él lo curara de una manera tan… delicada, hacía que su corazón palpitara cada vez que ese chico ponía sus dedos sobre su piel lastimada.

—¿Estás asustado?, no te preocupes, no te haré nada estando en estas condiciones —le dijo él, haciendo que Kyungsoo lo mirara otra vez.

—¿En serio?, si no estuviera lastimado…

—No te dejaría salir de esta habitación hasta en la mañana —respondió con una sonrisa, pero la borró al ver las mejillas de Kyungsoo encendidas al rojo vivo. Entonces Kai se agachó para acercarse a su rostro—. No estás asustado, ¿verdad?

Soo cerró sus ojos fuertemente pensando que lo besaría, no supo por qué pero no gritó ni se quejó por lo que el chico ese probablemente quería hacerle, se sentía tan raro pues después de todo lo que le había hecho no estaba molesto… Kai lo estaba cuidando y gracias a su gesto podía verlo no como desgraciado violador. Espero, 10, 15 segundos pero nada… abrió sus ojos nuevamente y vio a Kai mirándolo en la posición inicial.

—He terminado —dijo Kai levantándose de la cama. Kyungsoo intentó hace lo mismo, pero Kai lo detuvo con su mano—. Te lastimarás. Descansa, ángel.

—Soy Kyungsoo, ya te lo dije —mencionó aún sonrojado, Kai sonrió ante su estado.

—kyungsoo, recuéstate. Vendré más tarde a cambiar las hojas —caminó hasta un cajón y sacó ropa interior que le lanzó a la cama. Se aproximó a la ventana para salir. Soo se sentó para verlo.

—¿Por qué me ayudas?, ¿por qué me estás cuidando? —preguntó el chico haciendo que Kai quedara muy pensativo con un pie sobre el marco de la ventana.

—No lo sé —respondió simplemente—. Duerme —y saltó.
Kyungsoo se recostó otra vez con el corazón palpitante, Jongin tenía un buen corazón a pesar de ser tan bruto para tratarlo. Se tapó con la sabana completamente esperando dormirse pronto para dejar de pensar en Kai. Esa noche el monstruo debajo de la cama no importaba, todos sus pensamientos iban dirigidos al chico con grandes manos y brillante mirada.

***

Kai se tiró en la cama de su habitación ocultando su rostro con su brazo, pensando en las palabras de Kyungsoo, ¿por qué lo había ayudado?, ¿por qué curó sus heridas? Estaba claro que le molestó que ese maldito viejo lo lastimara, pero no entendía por qué carajo debía importarle, era un simple chico, se suponía que solo sentía simple deseo y atracción física… pero al parecer había algo más y no lo estaba tomando bien.

—Maldita sea —se reprendió él mismo.

Escuchó unos golpes a la puerta y después de decir “adelante” se abrió. Su mamá asomó la cabeza un tanto dudosa si entrar o no. Kai se sentó en la cama esperando a que la mujer hablara.

—La cena… está servida, puedes bajar a comerla —dijo simplemente, nunca esperaba una respuesta de él, su madre comenzó a cerrar la puerta luego de terminar su frase, pero Kai le habló.

—Espera. —Kai cambió de posición para verla de frente—. Sé que preguntarte esto puede ser repentino, pero papá… ¿él te amó?

La mujer se sorprendió por la pregunta de su hijo, no esperaba que alguna vez la interrogara sobre cosas del pasado. Abrió un poco más la puerta, pero se quedó en la entrada.

—Es complicado. Él y yo compartimos más que momentos de intimidad, yo lo amé, y él llegó a tenerme aprecio. Después de que tú naciste nos unimos más, pero al ser tan diferentes finalmente decidimos separarnos. Estaba asustada y nunca me gustó la vida que llevaba, pues a pesar de quererme, su necesidad de buscar energía en alguien más terminó por desatar nuestras peleas —vio como la mujer sonrió melancólica—. Él quería más de mí, pero si lo hacía podría matarme. Los humanos e íncubos no pueden ser pareja.

Kai escuchó con atención, su mamá nunca había mencionado todo lo que tuvo que pasar con su padre, tenía que aguantarle sus infidelidades y sus arranques de deseo, por mucho que la haya querido, probablemente la sometió a sus necesidades más de una vez.

—Los íncubos… no creo que puedan llegar a amar. —Esa fue su respuesta, pero después de lo que le había dicho Asmodeo, dudaba de que aplicara en él.

—¿Y yo? —Se decidió por preguntar—. Soy mitad humano, ¿podría amar a otra persona?

—No lo sé, pero si lo haces debes abandonar la vida que llevas. —La mujer salió de la habitación una vez que observó cómo Kai se perdía en sus pensamientos, a él no le gustó su respuesta, no quería experimentar algo parecido, jamás podría dejar de ser un íncubo.

***

Kyungsoo despertó esa mañana mirando alrededor, había dormido muy bien a pesar de los moretones en su piel. Observó las hojas pegadas en su cuerpo, quitó una y vio con asombro que se veían mucho mejor, el color era más claro, se estaba curando. Sonrió inconscientemente recordando a su visitante, era un chico extraño, ¿a quién se le ocurría saltar desde un segundo piso?, ¿cómo lo hacía?

Soo se levantó y caminó al baño para darse una ducha rápida y quitar la sustancia olorosa de su cuerpo, podía ser muy buen ungüento, pero apestaba horriblemente. Mientras se bañaba se preguntó si Kai iría de nuevo esa noche para volver a aplicarle el ungüento milagroso, una parte oscura que no sabía que tenía deseaba que fuera así, volver a verlo le producía una ansiedad que le molestaba.

Pero por otro lado seguía teniendo miedo de ser obligado a cosas que estaban mal, como aquella vez en el callejón, Kyungsoo sospechaba que algo pudo hacerle Kai como para manipularlo hasta el punto de aceptar sus caricias. Estaba muy confundido, nunca antes se había sentido así, ni siquiera por su vecina ahora muerta.

—¿Por qué?, ¿qué me pasa?

Un ruido en su habitación lo hicieron apagar la regadera, ¿era su madre? Soo salió y se cambió rápidamente, cuando estuvo fuera del baño buscó por la habitación pero no había nadie, ¿había sido solo su imaginación? Al mirar en la cama vio otro frasquito con ungüento, corrió hacia la ventana, pero no estaba nadie afuera, ¿Kai se había ido?

Kyungsoo usó el ungüento que Kai le dejó, ¿por qué no se quedó? Soo se lo preguntó una y otra vez, pero finalmente dictaminó que no era de importancia, tal vez quería darle las gracias especialmente y por eso se sentía tan impaciente por verlo, sí, eso debía ser. Se auto convenció de ello.

Como se encontraba en vacaciones todavía, no asistiría a la escuela dentro de unas semanas más, así que la mayoría del tiempo la pasaba en casa, la iglesia y finalmente con sus amigos, aunque no es que saliera todos los días con ellos.

Kyungsoo bajó al comedor puntual como cada mañana, desayunó en silencio en compañía de sus padres y pidió permiso para ir a la casa de Baekhyun.

En un principio creyó que no lo dejarían, pero su mamá le insistió al padre para que lo dejara ir. Kyungsoo salió de casa, la de Baek  no quedaba tan lejos así que llegó pronto, fuera se encontró a Luhan y a Baekhyun conversando, al parecer Lu acababa de llegar también.

—Hola, chicos —saludó Soo sonriente.

—¿Y a ti que te pasa?—preguntó Luhan, mirándolo detenidamente.

—¿Por qué lo dices? —comentó extrañado por su pregunta.

—No lo sé, parecer muy feliz —Soo se sorprendió, ¿se veía feliz?

—No me pasa nada —Lu se acercó y Soo esquivó su mirada. Agradeció que no siguiera insistiendo, los tres entraron a la casa hasta la habitación de Baek.

Luhan se tiró en la cama de Baekhyun, Kyungsoo se sentó al borde de esta y Baek del otro extremo de la misma. Los tres podían pasar horas encerrados platicando, hasta que casi siempre Luhan los sacaba para pasear por ahí, no había mucho que hacer en un pueblo tan pequeño.

—Oigan chicos, creo que hay un fantasma en mi casa —dijo de pronto el pez, haciendo que sus otros dos amigos lo miraran.

—¿Otra vez con lo mismo? Ya deja de ver tanta televisión, los fantasmas no existen, ¿cuándo vas a dejar de ser tan bobo? —Lo regañó Luhan—. Tú y tus disparates exotéricos. No sé cómo te hablo.

—¡Pero esta vez es verdad! Lo he escuchado, puedo sentirlo —se defendió Baek.

—Estás alucinando, y no voy a discutir el tema contigo —cortó Lu esperando que el bacon no sacara de nuevo el tema, pero fue imposible.

—Te digo que es verdad, a veces la ventana aparece abierta en la mañana.

—Kyungsoo, tú que le tienes miedo a todo, dile que se calle —pidió Luhan al otro chico. Soo se encogió de hombros, no quería meterse en su discusión.

Dodo seguía con sus pensamientos en otro lugar, ¿dónde estaría Kai ahora?, ¿y por qué no se quedó para darle en persona el ungüento? Estaba dándole demasiadas vueltas al asunto, era lo mejor, si su padre lo veía en su habitación probablemente se molestaría. Se golpeó levemente sus mejillas esperando no pensar más en ese asunto.

—Tú, sor dodito, algo te pasa —insistió Luhan, haciendo que el pobre de Soo se sobresaltara—. Estás demasiado distraído, ni siquiera le diste a Bark tus pláticas religiosas. Dime, ¿conociste a alguien?

Su pregunta lo hizo sorprenderse, ¿cómo es que Luhan lo sabía? Oh… claro, los había visto. No le contestó, pero luego de un segundo su amigo sonrió de medio lado.

—¿Ese chico que te cargó en sus brazos es el responsable? —Soo palideció.

—¿Qué?, ¿qué chico?, ¿de qué me perdí? —preguntó el Bacon presuroso.

—Ah… no —dijo tímido, pero Luhan sonrió más.

—kyungsoo, él te gusta. ¿Quién es?, ¿de dónde lo conoces? —Soo comenzó a frotar sus dedos, nervioso— Esto es genial, no creí que viviría para ver esto, nuestra sor Dodito dejará los hábitos religiosos para convertirse en…

—Ya, Luhan hyung, no me gusta, él es un chico bastante grosero, así que deja de decir tonterías —respondió sin mirarlo a los ojos.

—Cuando lo vea no olvidaré agradecerle, Soo finalmente dejará sus rarezas. Bendito sea Dios —bromeó, y Kyung enrojeció. Kai tenía que molestarlo incluso no estando cerca, se sentía fastidiado.

***

Kai subió las escaleras haciendo el menor ruido posible, caminó por el pequeño pasillo hasta topar con una puerta café. Vio al padre de Kyungsoo recostado en su cama, escuchó ruido de agua en el baño así que supuso que la madre estaba bañándose.

Se había hecho invisible, por lo tanto caminó hasta el borde de la cama y sonrió pensando en lo mucho que le divertía lo que estaba a punto de hacer.

—Tú, humano nauseabundo —dijo con una voz ronca y terrorífica. El hombre se sobresaltó mirando a todas direcciones—. Soy tu señor, el rey demonio.

Entonces lentamente la figura de íncubo de Kai, con sus alas y cuernos, apareció frente al señor Do, el cual se quedó prácticamente mudo de la impresión y el horror. Kai sonrió en sus pensamientos, lo había logrado. Esto era tan divertido.

—He visto lo que le has estado haciendo a tu hijo. —Kai voló hasta posarse sobre la orilla de la cama.

—Qué… tú…

—¡Escucha bien! —el señor Do quedó pálido ante el grito—. Te estoy vigilando, si vuelves a tocarlo te mataré, si lo esclavizas como lo has hecho todos estos años también te mataré. Si te atreves a hacerlo llorar una vez más, te lo corto —su vista pasó hacia su entrepierna—. A partir de ahora serás un buen padre, justo y atento, de lo contrario…

Voló quedando a escasos centímetros de su cara, los ojos de Kai se volvieron azules y le regaló al hombre una perfecta ilusión de su propio cuerpo mutilado. El sujeto gritó aterrorizado. Kai volvió a desvanecerse y presenció la llegada de su esposa asustada por los gritos de su marido.

Bien, su trabajo estaba hecho. Estaba por irse pero decidió llegar de visita al cuarto de Soo, sabía que no estaba pero no le importó, quería aspirar su aroma, toda esa habitación estaba impregnada de su ángel. Volvió a su forma humana recostándose en su cama, tomando una almohada esperando que los gritos y voces de los dos adultos se apagaran pronto.

Kyungsoo regresó a casa pasadas de las 7:30 de la noche. Subió a su habitación, le sorprendió el hecho de que la voz de sus padres se escuchara todavía, ellos siempre dormían temprano, así que era bastante raro oírlos a esas horas. No le dio mucha importancia, entró a su habitación encendiendo la luz.

—Kyungsoo —escuchó su nombre claramente. Vio a Kai sentado en su cama, ¿lo estaba esperando?

—K… ¿qué haces aquí?

—Nada, solo quería saber si te pusiste el ungüento —dijo simplemente, levantándose de la cama y aproximándose a él.

—Sí, lo hice —respondió, después mordió su labio—. Gracias… por el ungüento y por preocuparte por mí. Jamás le he contado a nadie lo que hace mi padre, gracias también por mantener el secreto.

—Ya no te lastimará —comentó acercándose—. ¿Te sientes mejor?

—Sí…

Apenas escuchó su respuesta, Kai se lanzó a sus labios acariciándolos con desespero. Soo no supo qué hacer, estaba sorprendido y paralizado, de pronto los nervios nuevamente se apoderaron de él haciendo que su corazón saltara.

Kai se separó de sus labios para mirarlo. Después se agachó un poco para abrazarlo, quedando su cabeza escondida en su pecho ahora vibrante gracias a sus latidos fuera de sí. Soo tragó saliva, todo eso… ¿por qué estaba tan exaltado?

—No sé qué me pasa —lo escuchó decir desde su pecho, lo mismo pasaba por su cabeza, estaba tan confundido—. ¿Te sientes igual?

—Sí.

That Boy is a MONSTER (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora