Capítulo uno.

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  "Feliz cumpleaños"

Abro los ojos con esas palabras resonando en mi cabeza. Miro a mi alrededor. Cuán distinta es esta habitación a la mía. Paredes color beige me rodean sin nada en ellas, mientras que las de mi antigua habitación estaban llenas de fotos, fotos que ya no quiero ver, porque me recordarían todo lo que he perdido; allí, mi ventana, colocada junto a mi escritorio, daba al patio, así que cuando me despertaba girada hacia la derecha conseguía ver a través de ella el enorme árbol que había junto a mi alféizar, por donde millones de veces había salido a tomar el aire. En cambio aquí el enorme ventanal está tras mi cabezal, y a través de él puedes ver el millón de edificios propios de Nueva York. Mi habitación aquí es moderna, como lo es la casa en general, pero, aquello era un hogar, MI hogar, mientras que esto no sabría definir qué es. Y es una gran ironía, puesto que siempre había querido vivir aquí, desde muy pequeña había planificado que me mudaría aquí con mi tía en cuanto hubiera empezado la universidad. Pero este no era para nada mi plan... Dentro de menos de una semana empezará y yo no sé si debería ir...Hacía dos meses, el día de mi cumpleaños, el día que me convertía en mayor de edad, fue también el día en que me quedé huérfana, así, de la noche a la mañana. Fue justo así, pues eran las 12 algo pasadas cuando mi madre se giró para felicitarme, mi padre puso el "Feliz cumpleaños" en la radio, un coche en dirección contraria se salió de su carril y fue cuando mi padre trató de evitarlo, consiguiendo solo una pequeña abolladura en el coche del otro y un desprendimiento por el barranco del nuestro. Un árbol frenó que siguiéramos cayendo, o eso me contaron los días que estuve en el hospital tratando de entender qué había ocurrido. Según decían, había tenido mucha suerte de no romperme el cuello, aunque una de las ramas del árbol atravesó el cristal hiriéndome el brazo izquierdo, pero poco me importaba el dolor físico, ni siquiera lo notaba. No quise saber cómo exactamente habían muerto mis padres porque no me creía capaz de soportarlo. No lloré cuando me lo dijeron, no sentía nada. Fue como si un huracán se hubiera adentrado en mi cuerpo y lo hubiera vaciado de todo lo que había dentro, de todo. Incluso, al marcharse, había dejado un agujero imposible de llenar. Yo, había dejado de ser yo. Así que cuando veía a mi tía llorar yo solo la miraba sin poder acompañarla. Pues no tenía lágrimas, ni palabras, no tenía absolutamente nada. Andaba porque me lo decían. Comía porque me obligaban, aunque tampoco comía mucho, el agujero seguía sin llenarse. Respiraba porque era un acto involuntario. Mi cuerpo seguía queriendo vivir aunque fuera solo el envoltorio de una caja vacía. Después del accidente ni siquiera había vuelto a casa, ya que, de haberlo hecho, hubieran podido pasar dos cosas: tal vez, me hubiera puesto a llorar por fin al ver todos los recuerdos y tantas cosas de mis padres, o para evitar esto, ni siquiera habría mirado las fotos, diario, ropa, ni nada, hubiera encendido una cerilla y habría acabado con todo. Sé que suena todo muy macabro, muy tétrico. Y no es, que ahora me haya convertido en una gótica ni nada por el estilo. Sino que sé que, en realidad, lo que estoy haciendo es esconder todo el dolor dentro de mí, y los recuerdos no se han ido. Siguen pegados a las paredes de mi agujero. Pero no tengo muy claro si soltar el dolor lograría cerrar mi agujero o si por el contrario lo haría mucho más grande, así que lo aguanto, el agujero no varia de tamaño y yo sigo siendo la misma caja vacía que he sido desde el accidente. 

Mi tía es vicepresidenta de una empresa de Nueva York y vivía sola. Tiene 35 años pero no ha tenido ningún novio serio con el que querer comprometerse. Aunque ese piso, su ropa y su forma de vivir, eran suficiente para ella. No quería más. A veces le pegaban bajones a lo "Desayuno con diamantes" pero decía que ningún hombre la entendía y que no podría soportar su independencia. Supongo que eso me gustaba de ella: que no dependía de nadie. Yo estoy intentando hacer eso, puesto que la dependencia hacia mis padres, había producido el famoso agujero que os había comentado y que mi vida hubiera cambiado tan drásticamente. Ni siquiera me despedí de mis amigos ni del chico que se me declaró en mi graduación, tampoco de mis vecinos. Pues creía que ya no lo eran, no eran mis vecinos, ni tampoco mis amigos, lo eran de mi otra yo. De cuando yo era una caja llena de sentimientos y emociones. Incluso prefería que ahora me llamaran Beth, en vez de Anna como siempre me habían llamado mis amigos (bueno los amigos de Anna) . Mi tía me llama Annabeth, como siempre había hecho. Como siempre habían hecho todos mis familiares, mis abuelos aceptaron que yo prefiriera quedarme con mi tía, pues ellos bastante tenían soportando la pérdida de sus hijos. Y mi tia Diane era mi favorita desde que tengo uso de razón, además, que no quería meterme en las familias felices de mis otros tíos. Todos con hijos y yo ahí por en medio... No, no lo veía. Aunque posiblemente me hubiera parecido menos cambio que el que ahora estoy experimentando. Pero es que necesitaba este cambio. Esta soy yo ahora, Beth, una chica invisible entre la multitud de Nueva York. Donde cada uno es libre de hacer lo que quiera. Te encuentras a una abuela con el pelo de arco iris y a continuación a un hombre vestido con falda. Y, ¿qué? ¿Qué vas a criticar? Si haciéndolo serías tu el raro. Así que desde que salí del hospital me había vestido de forma sencilla. Vaqueros o mallas y camisetas básicas. Se está acabando el verano. Hasta ahora me he vestido con lo que mi tía ya no usaba. "Es aburrido" decía. Pero eso era justo lo que yo quería, que fuera aburrido y nadie se fijara en mí. Aún así insistió en que teníamos que ir de compras para llenar mi armario, que aún no contenía nada. Antes de que llegara aquí del hospital, mi tía se encargó de arreglar un poco el cuarto para mí, el que antes había sido su cuarto para los trastos en poco tiempo se había convertido en un lugar sencillo pero moderno. Así es mi tía, hoy le dices que tu casa está en un barrio muy ruidoso y mañana ya tienes una casa en el lugar más tranquilo de la faz de la tierra. Es increíblemente eficiente y por ello no me extraña su éxito. Se lo tiene bien merecido. Mi cama es de matrimonio y eso me encanta, porque siempre había deseado una de esas. Además es comodísima. Hecho que no hacía más que aumentar mis deseos de permanecer en la cama durante todo el tiempo posible. Mi tía, a veces, conseguía sacarme de casa. Pero eran viajes cortos, porque mi humor pronto la hacía querer volver a casa. Su carácter ha demostrado ser muy diferente al mío. Mientras que yo me lo escondía todo dentro y vagaba por la vida como un robot, ella lo había soltado todo y cada vez que yo se lo mencionaba o se lo hacía recordar lloraba, pero luego se recomponía, y intentaba proponerme algo nuevo que me hiciera cambiar de actitud. Y yo la admiraba, pero nada cambiaba. 

-No sé cuando explotaré, y posiblemente te lastime al hacerlo. Así que yo, si fuera tú, no querría verme sacarlo todo. 

-Cariño, cuanto más adentro lo guardes, más dolerá su partida. 

-No puedo soltarlo, no sé cómo. 

-No quieres soltarlo, que es distinto, y entiendo tu miedo, pero no puedes permitir que esto condicione toda tu vida. Cuanto antes lo sueltes antes podrás seguir adelante. 

-No, no podré. Fingiré que puedo, pero no lo haré. 

Ella me miró con pesar, pero no añadió nada más. Y bueno, yo sabía que tenía razón, que tenía que sacarlo, pero yo seguía en las mías. ¿Si me hiciera invisible, también el dolor lo sería? No sé si tenía mucho sentido, pero sabía que si ahora lo soltaba iba a sufrir, y no quería hacerlo. Así que si lo escondía ahí, tal vez, acabaría desapareciendo. Como cuando dejas un diente debajo de la almohada y al día siguiente ha desaparecido. Puede ser que un ratoncito Pérez se llevara esto. Aunque, mi argumento no tenía ningún sentido, ¿quién querría llevarse dolor? ¿Además habría de pagar por él? Bueno, se lo regalaría, sería generosa con él. Desvariaba muy a menudo con cosas como esta. ¿Pero cómo podía meter al Ratoncito Pérez y la muerte de mis padres en una misma oración? No tenía ningún sentido, lo sabía, pero ¿cómo, sino, podía seguir viviendo?


Soy nueva en esto y para saber si os gusta, me encantaría que me lo hicieses saber o comentar cualquier error (ortográfico o que no os encaje), pretendo ir aprendiendo cada día. Un beso y gracias!

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