Capítulo tres.

29 1 2
                                    



La ayudo a preparar la comida. Pero sigo sin ser extremadamente buena en ello, así que pongo la mesa.

-Me prometiste que iríamos a comprarte ropa y aún no hemos ido -me dice cuando ya estamos sentadas comiendo.

-No quiero que gastes el dinero tontamente en mi por cosas que ni siquiera necesito- le digo.

- ¡Claro que las necesitas! No tienes nada que ponerte, solo trapos viejos míos. Y ahora mi dinero es también tuyo, no quiero que pienses que me lo quitas o algo así.

-Está bien...-digo, porque no tengo ganas de discutir.

- Tienes que pensar qué ponerte en tu primer día de clase -añade tras un rato en el que solo se escucha el golpe metálico de los cubiertos. Me quedo un momento en silencio, debatiéndome en si decírselo o no.

-No sé si iré a la universidad-suelto al fin.

- ¿Y eso? ¿Prefieres empezar a la semana siguiente? ¿No te sientes preparada?

-No, me refiero a que no sé si empezaré ninguna carrera.

- ¿Cómo?

-Eso. Que no sé si quiero gastar todo el dinero por el que trabajaron durante años en una carrera.

- ¡Pero Annabeth, ellos trabajaron justo para eso, para labrarte un futuro!

-Pero yo no quiero que sus vidas únicamente hayan acabado sirviendo para construir la mía. Quiero que ese dinero acabe en algo que mi madre desearía, qué se yo, una asociación o algo. O en un edificio nuevo, como mi padre hubiera querido. Y no camuflado entre los billetes de millones de universitarios.

-Cariño, ellos querían que tú estudiaras...

-Sí, pero porque creían que seguirían ganando dinero para cumplir sus sueños.

-Ese dinero ahora es tuyo. Ellos ya no podrán utilizarlo.

-Sé que no lo harán -aprieto los dientes-, pero no por eso ahora es mío. El dinero pertenece al que hace por tenerlo.

-Entiendo lo que quieres decir... Pero no creo que ese sea un buen motivo para dejar perder tu futuro. Míralo así: como un préstamo. Y tampoco hace falta que cojas todo el dinero, puedes coger solo una parte y yo aportaré el resto, ahora estás bajo mi tutela y no dejaré que abandones tan fácilmente.

-Supongo que la idea no es mala...-murmuro. Aunque en realidad me cuesta imaginar un futuro, me cuesta imaginar que mi vida continúe, pero no lo digo.

-Es muy buena- añade mi tía.

-Supongo que habré de buscar un trabajo o algo para poder devolver el préstamo.

-Ahora céntrate en la universidad. El primer año suele ser desastroso porque es muy distinto de lo que has dado hasta ahora, así que lo mejor es que solo estudies. Yo puedo pagar tus gastos y, como ya he dicho, parte de lo de la universidad. Y el resto del dinero lo podrás empezar a recuperar el año que viene.

-Vale -digo, porque tampoco me apetece ponerme ahora a buscar trabajo, no creo que esté preparada.

Seguimos comiendo en silencio, aunque no es incómodo, porque en nuestras mentes sigue habiendo millones de pensamientos.

- ¿Puedes llevarme mañana al banco?

-Trabajo de mañana, pero supongo que puedo llegar un poco más tarde, avisaré al jefe y ya está.

Asiento con la cabeza, suponía que diría algo así.

- ¿Por qué? -pregunta. - Lo de la universidad ya lo tengo yo todo listo, de eso no te preocupes.

Empty box.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora