Capítulo ocho.

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Vuelvo a levantar la cabeza. Es por lo menos una cabeza más alto que yo y parece mucho más maduro de lo que yo me siento.

-Oye, ¿cuántos años tienes?-pregunto por fin.

-No has escuchado nunca que eso no se pregunta-dice socarrón.

-Lo digo en serio- insisto.

-Yo también -contesta sonriendo.

-No pienso ir contigo hasta saber tu edad- digo cruzándome de brazos.

- ¿Y eso por qué? -pregunta divertido.

-Podrías ser un violador pederasta o algo así.

-También puedo ser un violador teniendo tu edad -recalca él.

-Ya, bueno, pero no tienes mi edad.

-Entonces, adivina tú cuál es. 

-Venga, va. Que no tengo todo el día...-resoplo.

-De hecho, sí lo tienes -dice él mordiéndose el labio aguantando la sonrisa.

-Uf, ¿cómo eres tan plasta? - digo exasperada. Él se ríe, pero no me dice su edad. Me acerco algo más a él y meto la mano en su bolsillo.

- ¿Qué haces? -pregunta entre confuso y divertido. La gente que pasa por nuestro lado nos mira, pero me da igual ahora mismo.


Saco la cartera, de cuero marrón y la abro. Dentro hay tarjetas, dinero y demás, pero no veo lo que quiero.

- ¿Ahora me vas a robar también a mí? -dice y lo miro con el ceño fruncido.

- ¿Qué tal si dejas de ser tan capullo? -encuentro por fin su DNI y lo saco. - William Clayton Blake. Nacido el 28 de octubre de 1989. Así que tienes 26. Y tus padres... -me arrebata el carnet y la cartera de las manos y se los guarda sin perder la sonrisa.

-No hace falta que conozcas a mis padres en la primera cita. Me siento acosado- dice riendo.

-Pero cumplirás 27 dentro de... -de repente lo que acaba de decir llega a mis oídos y extrañada lo miro- un mes. Oye, ¿qué has dicho?

-Que me siento acosado- "¡Venga, va! Sabe perfectamente a qué me refería!"

-No, lo otro. ¡Esto no es ninguna cita!

- ¿Ah, no?

- ¡No! Ni siquiera he aceptado.

-Sí, lo has hecho.

-No -respondo seria con los pies fijos en mi lugar.

-Has dicho: "No pienso ir contigo hasta saber tu edad"-cita "imitando" mi voz-, y ya la sabes.

-¡Yo no hablo así!-le aclaro- Además eso no vale... Lo he dicho, pero...

-Pero nada-dice interrumpiéndome. Me da rabia saber que él está disfrutando con este juego, la sonrisa no abandona su rostro, y lo perfecta que me parece también me pone furiosa.

- ¡Pero ni siquiera me la has dicho tú!

-Esa no era ninguna condición.

- ¿Por qué estás tan empeñado en que vaya contigo? La idea del violador pederasta ya no me parece tan imposible...-murmuro.

- ¿Y por qué tú lo estás en no venir? -contesta él ignorando mis murmullos.

-Odio que me respondan con preguntas.

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