Capìtulo 3

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Han pasado dos semanas y cada dìa al llegar, Jennifer me entrega un ramo màs de flores.

En verdad quiero saber quièn es el que me da estos regalos tan lindos.

-Melissa, quiero hablar un minuto contigo. -Pidió Katheryne.

-Claro, dime. -Coloquè mi botella de agua en el suelo y me acerquè sentándome en un sillòn pequeño.

-¿Quièn es el obsecionado que te trae flores cada mañana? -Se sostuvo el tabique de la nariz con dos dedos en señal de desacuerdo.

-En realidad no lo sè, han sido anónimas todo este tiempo. -Dije

-Melissa, te he dicho que los novios son distractores. -Me mirò

-Pero yo no tengo novio. -Sonreì

-Bueno, pretendientes cuentan igual. Tu carrera Melissa, es simplemente sorprendete; estàs viajando de un lugar para otro, aprendiendo coreografías, no querrás que todo lo que has logrado se vaya a la basura. -Sentenciò.

-Claro que no, por ahora no quiero tener una relación. Tengo presente lo que me acabas de decir, en verdad; pero sabrè actuar. -Asegurè.

-Eso espero. Empecemos.

Me levantè del asiento y comencé a ensayar mi rutina.

Luke;

Han pasado ya dos semanas y sigo enviando esos regalos a ella. No puedo esperar màs, deseo conocerla, y he estado planeando esto desde que la vi.

Tengo tantas cosas para platicar, pero temo quedarme mudo. De igual manera, creo que empezar no està mal.

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Son las siete con cincuenta de la noche. Subo a mi auto nervioso y voy camino hacia la compañía de danza.

Al llegar, respiro el aire frìo de Nueva York. Me acerco a la parte lateral del estudio; puedo escuchar voces de chicas y no reconozco ninguna. Suspiro y tomo con fuerza las flores que están mis manos.

Varias chicas salen y al último ella. Las otras se despiden con un abrazo y ella rìe.

Ella camina por la acera en dirección a su casa, me imagino, la sigo y decido hablar.

-Hey. -Digo sin pensar.

Ella voltea hacia mì, dudosa.

-Hey. -Responde y sigue caminando, mucho màs a prisa.

-Espera. -Digo y se gira de nuevo.

-¿Sì? -Mira mis manos con el ramo y està aùn màs desconcertada.

-¿Te han gustado las flores? -Junto mis labios en una delgada línea, muy nervioso.

Piensa un momento y su rostro cambia.

-¿Tú las has estado mandando? -Cuestiona.

-Emm... sì. -Admito. -Espero estas también sean de tu agrado. Las extiendo hacia ella.

-No te molestes màs. -Admite y hace un ademàn de negación; continuando con su camino.

-Por favor, tòmalas. En verdad es un placer... -Digo con la voz en un hilo y me acerco a ella.

-No, por favor. -Sigue caminando sin mirarme.

-Dèjame invitarte a salir. -Digo por fin.

-Estoy muy ocupada. Lo siento.

-¿Quieres detenerte un segundo? -Pido y ella camina màs lento hasta detenerse y mirarme.

-¿Sì? -Dice mirándome. No puedo creer que la tenga tan cerca.

-Dame una oportunidad.

-Mira, apenas te conozco y la verdad es que no tengo tiempo para estas cosas. Gracias, pero no.

Mi corazón se parte y decido callar un momento.

-Bien. Disculpame tú a mì. -Digo, tomo las flores y subo a mi auto. Las pongo en el asiento del copiloto y enciendo el motor. Puedo verla por el retrovisor, parece indecisa pero sigue caminando. Conduzco a través de la ciudad, y mis ojos arden, cielos. No puedo creer lo que acaba de suceder, miro las flores y me siento aùn peor.

Suspiro y trago saliva. En verdad me gusta...















Diamond 《Luke Hemmings》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora