Tan cegado por los reflejos.

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Era esa mentira tan de verdad,

Que noté tu mano a través de la piel aun caliente y recién abierta.
Noté abrir los huesos que eran la caja de Pandora.
Y con dedos de navaja que atravesaron mi traquea me besaste, me besaste cada herida abriéndome una nueva que al menos no sangraba.

Vi dolor y vi mil lágrimas,
como quien ve dos ciegos bailando bajo la lluvia, sin saber que lo que llueve,
les esta inundando en realidad la habitación.

Sentí, mientras me tumbaba,
que la almohada mojada me decía lentamente que ya no se quería acostar mas conmigo.

Y es entonces, cuando dejé de culpar los espejos, y supe
que realmente estaba tan solo
como Pandora mientras abría la caja, como quien se parte los huesos en la soledad por falsas causas.

Al fin y al cabo,
como el títere que baila solo
culpando a los hilos de que lo pisen,
Pensando que esta bajo la luna,
siendo el Sol que por la ventana poco ilumina,

el único testigo de su locura.

El tiempo, tan corrosivo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora