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"Todo estará bien" -- me repito a mí misma hacia mis adentros.
Estoy tan nerviosa que me sudan las manos y me tiemblan las piernas, esperé este día con tantas ganas y ahora que ha llegado quisiera volver a retroceder el tiempo. ¡joder!
-Hoy es mi primer día en la Universidad y para ser sincera no esperaba esta emoción que ahora mismo estoy sintiendo, son miles de sentimientos encontrados, tengo las manos heladas y empiezo a sudar tanto que me pone aún más nerviosa.
Cojo mi mochila, meto mi libreta favorita y un boli que me compró papá hace unos días. Me miro al espejo y empiezo a mirar las enormes ojeras que resaltan en mí cara, si dejara de leer todas las noches creo que tendría un mejor aspecto, ¡ja! Eso es imposible, es lo que amo y no se puede renunciar a ello, no para tener un mejor aspecto.
A mi no me molesta en lo absoluto. Si leer sólo me deja tener horribles ojeras y un aspecto odioso en mi, pues lo prefiero, prefiero eso a tener un rostro bonito y un cerebro vacío.

Mamá grita desde la cocina -- ¡a comer!
Sonrío algo atontada sabiendo que nadie puede observarme, esa voz, la voz de mi madre siempre me tranquiliza y me reconforta, siempre ha estado para mi en los momentos más difíciles de mi jodida vida pero esta vez creo que no funciona escuchar su voz, mis nervios sobrepasan los límites y ahora mismo no estoy segura que podría hacerme sentir mejor.

Me pongo mi camiseta favorita y unos jeans ajustados lo bastante cómodos para un buen primer día de clases, arreglo mi cabello, estos risos cada vez los controlo menos y sigo pensando como hay tanta gente que gusta de ellos.
Salgo a toda prisa consciente que tengo 20 minutos para llegar a la Universidad. Bajo y me encuentro a mi madre en la cocina.

-Hola -- me mira con una sonrisa cálida como siempre.
-Hola, le respondo con otra sonrisa.
-¿Estas bien cielo?
-Ehh.. si.
-Te noto muy pálida, todo saldrá bien cariño Aquí está otra vez tratando de disimular que ella está tan nerviosa como yo.
-Lo sé mamá, no es fácil el primer día, supongo.
Me pone una mano en el hombro y me atrae hacia ella, me soba la cabellera haciendo sentirme más segura de mi misma y me abraza con fuerza.
-Gracias por todo, Mamá.
-De nada cariño, sé que para ti no es fácil hacer amigos, nunca has traído a nadie aquí y no sabes lo agradable que sería verte hablar con alguien que no seamos nosotros tus padres, tienes que prometerme que tratarás de hacer amigas, que saldrás alguna fiesta y que vas a divertirte, este ambiente será algo nuevo para ti y considero que es la oportunidad perfecta para que empieces a relacionarte con los demás.
La miro perpleja y pongo los ojos en blanco.
-Mamá, ya hemos hablado de esto muchas veces. De verdad me siento bien yo sola y no creo que necesite de nadie por ahora.
-Eso lo dices porque nunca has tenido una amiga cielo.
-Hmm
-Promete que harás lo posible por hacerme feliz viéndote con alguien más.
-Ehh.. lo prometo mamá, ahora me tengo que ir, se me hace tarde.
-Vale. Pero antes toma un poco de jugo, creo que no estaría bien que el primer día te desmayes.
Se me escapa una risita que creo que apenas puede oírme -- vale.
Tomo el jugo de naranja y salgo a toda prisa de mi casa, busco las llaves del coche en mí mochila, me subo y lo pongo en marcha.

Aparco cerca de un coche Rosa hermoso, y salgo de mi auto, camino lento contando los pasos que voy dando, desatando de mi toda la mala vibra que me recorre el cuerpo, inspiro con brusquedad tratando de relajarme o buscando un ancla entre mis ganas de empezar bien y de salir corriendo ahora mismo.

Faltan 5 minutos para mí primera clase, saco mi teléfono para ver mi horario y fijarme en que aula tengo clases en este momento, esta Universidad es tan grande que me asusta.
Ehh, aula 9.
Doy unos pasos para ver dónde es que está esa maldita aula, recorro de prisa todo el lugar para buscar un número nueve que me devuelva la esperanza que todo saldrá bien y al mirar mi teléfono una vez más para darme cuenta si no me he equivocado choco con alguien, ¡mierda!
Levanto la vista y me centro en aquella chica alta de cabello claro, unos ojos azules hermosos que dejan mucho que desear, una nariz perfecta y unas piernas super largas que me hacen pensar en lo horribles que son las mías.
-¡Oye!, mira por donde vas.
-Lo.. Lo siento mucho.
-Claro que tienes que sentirlo, ahora quítate que voy a pasar.
Me hice a un lado y caminé sin mirar atrás.
Pero, ¡que grosera! bueno, sólo esto me faltaba, será un largo día, pienso y dejó salir un enorme suspiro.
A este paso jamás llegaré a clases por lo que decido preguntarle aquel chico que tengo a mi derecha.

-Hola, digo deseando que no me ignore.
Voltea y se me queda viendo como si tuviera dos cabezas y esboza una pequeña sonrisa.
-Hola nena, ¿que pasó?
-Ehh.. Pues, busco el aula 9, ¿sabes dónde está?
Me mira y pone cara de póquer.
-Voy para aya en este momento, si me sigues creo que podrás llegar.
-Vale - le digo y lo sigo.
Llegamos al aula y todos voltean a vernos, medios atontados.
-Eh Daniel.. ¿quien es esa chica?
Un grupo de chicos que están sentados sobre sus asientos voltean a vernos, tienen una mirada de sorpresa, como si ver a Daniel conmigo les causara algún tipo de gracia.
El se encoje de hombros y se sienta sobre su sitio.
Yo hago lo mismo, me siento al lado de una chica que parece ser que está en otro mundo, cuándo siente mi presencia me sonríe.

-Hola
-Hola, le devuelvo la sonrisa y me vuelvo hacia dónde estaba Daniel.
Parece ser el chico que conoce a todos y eso me pone los pelos de punta, de haberlo sabido hubiese preferido seguir perdida entre los pasillos.

La maestra entra a toda prisa y se disculpa por los dos minutos de retraso -- Lo siento, el tráfico está de muerte -- dice y se voltea para empezar a escribir en el pizarrón.

Agradezco que no nos haga presentarnos a cada uno, bueno ahora estoy en la Universidad supongo que esas cosas aquí ya no se dan.

Suena el timbre y me levanto a arqueadas, cojo mi mochila y salgo hacia el cafetín.
Al llegar allí noto que todos están en grupos riendo a carcajadas poniéndose al día sobre lo que les pasó en toda las vacaciones.
Compro una coca cola y un sándwich y me siento sola hundiéndome en mis pensamientos más profundos.
Supongo que no está mal para ser el primer Día me digo a mi misma intentando convencerme que todo está bien.
De pronto un ruido me hace despertar de mis ensoñaciones, volteo y veo a Daniel sostener sobre sus brazos a un chico de mediana estatura que lo mira asustado apunto de echarse a llorar.

- Te he dicho que no te sientes ahí - le dice gritándole a la cara llamando la atención de todos los que estaban en el cafetín.
-Per.. Perdona Daniel.
Daniel lo suelta y lo deja caer como un trapo sucio mientras todos los observan cómo si ese tipo de espectáculos fuera algo normal en esta Universidad, si es así, quiero salir corriendo ahora mismo.
Ese tipo es un completo idiota.

Aquel chico sale corriendo del cafetín y puedo sentir la vergüenza en su cara, tenía las mejillas rojas y con su mirada suplicaba que se lo tragase la tierra en ese momento.
¡Genial! Aquel chico que hace un rato llamo mi atención no es más que un imbécil al que le gusta abusar de los más débiles, no sólo empezaba a odiarle por eso, me estaba odiando a mi misma por pensar que era alguien lindo.

Todo el resto del día pasó muy rápido, todo este Royo de Daniel me tenía estupefacta.
Odio a los chicos abusivos. Ahora tendré que verlo en clases. Maldita sea.
Me subo al coche a toda prisa, quiero llegar a casa lo antes posible, este ambiente me pone de mal humor.
Conduzco pensando en la pelea que pude presenciar hace un rato y trato de disolver mis dudas del porque tuvo que actuar así justo aquel chico que le había hablado durante mi primer día en esta detestable Universidad.
Juzgué que sería alguien lindo por ayudarme a encontrar el aula que buscaba y por mostrarse tan atento y educado, un típico lobo disfrazado de oveja. ¡pff!

Llegó a casa y Mamá me recibe con un beso en la mejilla
-Hola Cariño, ¿cómo te ha ido?, ¿hiciste alguna amiga?
-Ehh.. ¡Mamá!, ¡es el primer día!, Recién los he visto a todos hoy por primera vez.
-Vale, vale. Responde y asiente al mismo tiempo que me alcanza un libro en las manos.
-Lo he comprado hoy cariño, quiero que lo leas.
"Cómo hacer amigos en la Universidad"
¡ja!, ¿enserio?
Lo recibí y le regalé una de mis sonrisas mas falsas, no tenía ganas de discutir y menos con mi madre, subo a mi habitación y al llegar tiro el libro sobre la mesa, cojo mis audífonos, los conecto en mi mp3 y me tumbo en la cama escuchando a Carla Morrison.

Ámame antes que alguien acabe con esto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora