Llegamos por fin y me bajo del auto a toda prisa, sigo muy nerviosa y aún tengo un nudo en la garganta y ganas de desaparecer, todo el camino no hablé nada, sólo me dediqué a ver mi móvil, no tenía mensajes pero cualquier cosa era buena para distraer mi mente y no pensar en la enorme situación en la que me encontraba.
Ian baja del coche, se dirige a la puerta y me invita a pasar, entro y doy un recorrido rápido por todo el lugar, es pequeño pero muy limpio, al parecer vive sólo y eso me alegra un poco porque ni siquiera me he hecho la idea de que pudiera estar casado, con sólo pensarlo se me revuelve el estómago y me entran unos celos incontrolables.
Aunque desde que lo vi lo primero que quise saber fue eso por lo que le miré la mano y al ver que no traía un anillo con el supe que no habría problemas, no comprendía que tipo de problema podría haber si no eran unas malas calificaciones porque es la única relación que vamos a tener, profesor y alumna.
Me siento en el sofá y poso mi mirada hacia un retrato que esta en la mesita, es Ian acompañado de una mujer muy hermosa, cabello perfectamente ondeado, pómulos perfectos y una sonrisa muy blanca, parecen felices y enseguida me entra el pánico, ¿tiene novia?.
Cojo la fotografía y la observo unos segundos más antes de preguntar sin pensarlo dos veces.
-¿Ella es tu novia? -- le digo avergonzada.
Esboza una risita traviesa, Tan perfecta como siempre.
-No, dice. -- Ella es mi madre.
De pronto me siento tan ridícula por haberle preguntado eso, dejo la fotografía donde estaba hace un momento y me siento un poco tonta, quizá el piense que no debería de haberle preguntado algo tan personal y eso me pone triste, no quiero que piense que me quiero meter en su vida ni preguntar cosas que no deberían de interesarme pero no pude evitarlo, tenía que sacar esa duda.
-Yo no tengo novia, me mira con los ojos abiertos y un brillo se asoma en ellos y me hace sentir tan extraña.
Esa confesión hace que todas mis emociones sean positivas y me hagan sentir como una niña de 5 años que acaba de descubrir que Santa le trajo la muñeca que tanto esperaba.-Yo creo que ya debería de irme, le digo y enseguida me arrepiento de haberlo dicho
-No, aún no por favor, ¿puedo invitarte algo de beber?
Lo miro perpleja y me muerdo el labio inferior sin querer, dejando escapar una sonrisa tonta.
-Una coca cola si hubiera por favor.
El me mira y veo en su rostro algo nuevo, esa expresión me confunde un poco y no estoy segura de que está pensando en este momento y eso me asusta.
-Hmm no creo que hubiera una coca cola en mi nevera, ¿una cerveza? , Dice haciendo un mohín.
Esa pregunta me hace temblar, nunca he bebido una cerveza, los chicos de mi edad siempre lo hacen en las fiestas, pero yo nunca salgo y en casa solo hay vino.
No quiero parecer una niña tonta y que el piense que aún vivo con la idea de "no creo que a mis padres les agrade esto" , decido aceptarla.
-Claro, me encantaría -- digo sin más.
Saca dos cervezas de la nevera, las abre y me tiende una, esta helada y con este calor creo que vendría bien ahora mismo.
Doy un sorbo y lucho enseguida con mis ganas de vomitar, esto es horrible, no sé cómo la gente disfruta de esta bebida, ¡joder! Me asusta la idea que tengo que terminarla toda. Hago un gesto de desagrado y lo miro suplicándole con los ojos que se de cuenta que no es mi bebida favorita.
El sonríe y lo nota, ¡uf!, ¡que suerte!
-No la tomes si no te gusta, me dice y deja la suya sobre la mesa para no hacerme sentir tan estúpida.
- vas a explicarme que fue lo que realmente paso hoy, ¿por qué no fuiste a mi clase?
Abro los ojos como platos y toso exageradamente que siento ganas de salir corriendo. No se ha creído que estaba enferma, pienso en lo ridículo que fue haberle dicho eso y en el problema en el que estoy metida justo ahora.
-Yo.. yo ya te lo dije. Estaba enferma.
Me mira y agacha la mirada resignado y decepcionado, creo que esperaba que me corrigiera o algo así, agradezco haber mantenido firme mi respuesta.
-Esta bien, ¿pero ya te sientes mejor? , Te veo bien y no pareces enferma.
-Si, ahora me siento mejor, tomé algo para eso.
-Ah -- dice.
Lo miro a los ojos para ver su expresión, el levanta la mirada y nos quedamos así por unos cuantos segundos. Nunca había mantenido más de dos segundos la mirada fija en alguien y menos en el y ahora mismo eso me hacía sentir tan .. tan especial.
Separo la mirada y el se sonroja, ¡oh! Es tan lindo, nunca lo había visto sonrojarse y eso lo hace ver aún más tierno, me dan ganas de acercarme a el y besarle, besarle hasta que no pueda respirar.
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Ámame antes que alguien acabe con esto.
RomansAinhoa es una chica de 19 años, amante de la fotografía y de los libros. Su vida gira alrededor de ello hasta que un día en su salón de clases se presenta un apuesto profesor que amenaza con acabar con la inocencia de esta pobre muchacha. Ian trae c...