La verdad.

1K 16 0
                                    

Me despierto y sigo viva, pero no estoy en el sofá, estoy en una cama y con una manta por encima, me levanto y me doy una vuelta porque no me conozco la casa, y llego al salón donde me dormí. En ese sofá, durmiendo, está John, que aunque pensaba que no hacía ruido, se despierta en cuanto entro.

-Buenos días Anna.

-Buenos días John. ¿Por qué estaba en esa cama?

-Te dormiste en el sofá y te llevé, para que durmieses agusto. -Me responde mientras se levanta. Va en ropa interior y...

-Gra... Gracias. -Creo que estoy un tanto embobada.

-Jajajaja, ¿pasa algo? -Me pregunta, cuando me doy cuenta que debería mirarle a la cara.

-No, nada, solo pensaba. -Mentira.

-Espera, te preparo un café.

-No hace falta, John. -Estoy en la casa de mi asesino y me quiere preparar un café, esto es raro, demasiado.

-Como quieras, ahora vengo.

Desaparece por lo que creo recordar que es el baño, e intento buscar algo que no se ni yo, por encontrar respuestas únicamente.

Buscando en un cajón, encuentro una pistola. Está claro, todo está clarísimo. Cojo la pistola con cuidado, de eso que sale John y la dejo corriendo, pero llego tarde, me ha pillado.

-¿QUE HACES? -Me grita. Voy poco a poco retrocediendo e intento salir corriendo cuando John me dice:

-No es lo que piensas. Bueno, tampoco se lo que piensas, pero soy policía, puedo tenerla. Mira mi placa. -Me la tira por el suelo y la cojo. Parece verdadera.

-¿Y entonces por qué salías de mi casa?

-¿De tu casa?

-De la casa de Sandra. -Rectifico, dándome cuenta.

-Estoy en un caso. Mataron a esa chica y el asesino eliminó las pruebas. -Eso podría explicar la llamada. Creo que le debo una disculpa, y además, aun tengo que encontrar a alguien. -Y esto... ¿cómo sabías que yo estaba en esa casa? -Me toca dar explicaciones, inventarmelas, claro.

-Te vi saliendo de allí. -Le respondo

-Algo me dice que mientes. -Me entra un pánico que espero que no se me note.

-Si te digo la verdad no me creerás. -Digo de una vez.

-Prueba.

-A ver, no recuerdo gran cosa, solo recuerdo haber visto la cara de un hombre que se parecía a ti, es decir, alto y rubio, pero estaba oscuro, no sabría que más decir. De eso que me tambaleo y acabo en el suelo, veo sangre, y todo se va nublando hasta que se oscurece. Y aparezco, es decir, no aparezco; era una especie de fantasma supongo, y quería encontrar respuestas, y a mi asesino, a si que fui a la biblioteca y encontré un libro que pronunciando "BIDISARTURIDÁN" o algo por el estilo, podría poseer, por lo que de repente tenía este cuerpo. Más tarde me acordé del lugar donde me mataron, osea, mi casa, y como no recuerdo donde está, le describí la dirección al taxista y me llevó. Entré por la ventana, y al oir un ruido me escondí y te vi, entonces ya saliste y yo a continuación, te empecé a seguir esperando que no me vieses, y me tropecé y... El resto ya te lo sabes. -Se lo confesé. Con un poco de suerte no me llevará a la carcel o donde me tenga que llevar.

-Tienes razón, no te creo. -Me dijo, justo lo que esperaba que no me dijese. -Me estás diciendo que tu eres la tal Sandra, la que su cuerpo desapareció, ¿no?

-Si, bueno, no sabía que mi cuerpo había desaparecido, pero si.

-Adivino que tampoco tendrás pruebas.

-Podríamos ir a la biblioteca si quieres. -Y asi lo hacemos.

Llegamos a la biblioteca y el Libro Satánico está justo donde lo dejé, y le llevo al baño de las mujeres.

-Yo ahí no puedo entrar. -Me dice.

-¿En serio te preocupa eso?

Entra y tras prepararme, grito el... "Hechizo" al revés, que es como pone que se invierte. Pone que trás pronunciarlo, el cuerpo desaparece como si nada. Asi podré demostrárselo.

-NÀDIRUTRASIDIB

Y desaparezco del espejo. Yo sigo viendo a John, que se ha quedado impresionado.

-¿Anna? Digo... ¿Sandra? O quien seas, ¿dónde estás?

Entonces, cojo un pintalabios que alguien se había dejado y escribo en el espejo: "Estoy aquí, John"

-BIDISARTURIDÁN. -Grito, esperando recuperar el cuerpo de Anna.

Y asi es.

-Vale, te creo, esto es de locos, pero te creo.

Limpio el espejo de pintalabios como puedo.

-Bueno, esto en realidad me lo facilita todo, tu buscas a tu asesino y yo también y aunque no te acuerdes de nada, estuviste ahí.

Me alegro que al fin me crea, ahora todo será más fácil, aunque menos a la vez.

-Pues creo que debería ir a buscar un hotel. -Le digo.

-¿Estás de broma? Creo que sabes que duermes en mi casa, ¿no?

-¿Después de esto?

-Mientras no me intentes poseer...

Suelto una carcajada. -IDIOTA... -Le digo, cariñosamente.

-¿Vamos a casa?

-Vamos.

Detrás de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora