El desconocido.

952 18 1
                                    

Día 26. La mejor Navidad de mi vida. Aunque pensandolo, eso tampoco es tan difícil.

Hoy tengo que ir al dibujante, llevo puesto el conjunto que me regaló John ayer, es perfecto, me encanta. Creo que a él también le gusta la sudadera y la chaqueta que le regalé. No se la quita.

Estoy en la comisaría, es enorme, no se como John y sus compañeros no se pierden, aunque ya estan acostumbrados, claro. Por donde iba todo eran miradas hacia mi y sonrisas que decian «¿nueva chica?» hacia John.

Entro en un despacho y mi acompañante se despide dejándome sola con un señor con barba muy recortada, moreno y alto, aunque regordete.

-Buenas tardes, usted es Anna, ¿no? -Me dice el señor.

-Si, Anna, encantada.

-Yo soy Dani, el dibujante. Verás, lo que vamos a hacer es muy simple. -Dice sentándose en el sillón detrás de su mesa. -Usted me va a describir TODOS los rasgos del hombre que vio saliendo de la casa de su vecina, yo los dibujaré para obtener un retrato, ¿fácil? -Asiento con la cabeza. Creo que esto va a ir para rato.

Después de una hora aproximadamente, ya tiene el dibujo, es exactamente como le recuerdo.

Salgo del despacho y empiezo a buscar a John, cuando le encuentro veo que está trabajando, por lo que me despido de él y me voy hacia casa.

Estoy de camino y me cruzo más gente de la que suele haber. Un hombre se me queda mirando...

-¿Lucía? ¿Eres tu? -Me dice el desconocido. Al parecer este cuerpo pertenecia a una tal Lucía, o se ha equivocado. -No te encontrábamos, pensábamos lo peor. Que susto nos has dado. -Genial, ¿qué hago ahora? ¿quién es?

-Si, perdona, tuve un accidente y luego he estado ocupada, pero tranquilo, ya está todo bien. -No se que hacer, no se que decir, no me da tiempo a pensar y digo lo primero que se me viene a la cabeza.

-¿Vamos a casa? -Perfecto, es decir, ¿qué debo hacer? No puedo ir a casa de este desconocido, además John se preocuparía. Pero si no voy que le digo, "no soy Lucía, soy Sandra, le he poseído, tu chica ya no existe" no puedo decir eso, clarmente.

-No puedo, tengo que hacer unos recados. -Le digo, lo primero que se me ocurre.

-¿Qué tipo de recados? -Genial, el cotilla del siglo me complica la vida.

-No, nada importante, vamos. -Si, soy tonta, no se que he hecho. Necesito avisar a John de alguna manera, y aunque no tenga movil, me se el suyo de memoria.

-Vamos. -Donde me he metido...

Nos metemos en un Seat León nuevecito, o da esa impresión al menos. No tarda en arrancar y es aqui donde empieza una nueva aventura.

Llegamos a un piso de dos plantas. Buen gusto para el decorado. Y observando un poco encuentro lo peor. Una foto del desconocido y... Lucía, (osea, yo) besándose.

-¿Estás bien Luci? -Me dice el desconocido, supongo que al ver mi cara mirando la foto.

-Si, genial, oye, ¿el teléfono?

-Donde siempre, ni que no lo supieses. -Pues no, no lo se...

-Vale, ahora haré una llamada. -Tras decir esto me va a besar, pero aunque intente hacer la famosa "cobra" consigue lo que quiere, pero no sigo el juego.

-¿Qué pasa? -Me pregunta.

-Es que... Estoy ida, perdona, no me apetece nada.

-Tranquila, yo haré que te apetezca. -Y se me tira encima. Este tipo me empieza a dar miedo. Caemos en el sofá, y yo me intento apartar, pero me coje demasiado fuerte.

-Déjame, me haces daño. -Le digo levantando la voz. Pero no para, sigue, y no me gusta. Se quita la camiseta y en ese momento aprovecho para apartarme, pero me coje y me tira al sofá otra vez.

-¿Qué te pasa Luci, que no te apetece?

-¡NO! Déjame. -En ese momento me pega una bofetada en la cara. Este es el típico macho que si no haces lo que él quiere, te pega.

-Creo que sabías lo que te pasaría, pero tu y tu cabezonería... -Este hombre está mal de la cabeza, necesito salir de aquí en seguida y avisar a John.

De repente se abre la puerta, el desconocido se levanta corriendo y aprovecho para salir por alli, por la puerta, que ya estaba abierta. Bajo las escaleras corriendo, tanto que se me dobla el pie, pero sigo. Cuando llego abajo pienso en lo sucedido. Recuerdo la cara del hombre que había entrado por la puerta, y me suena su cara. Me resulta demasiado familiar, pero no hago caso a esto y me voy a buscar un taxi, necesito ir a casa en seguida.

Estoy andando, rápido, por si me sigue el loco ese, y acierto, venía corriendo detrás de mi con una cara de enfado que si me pilla, volvería a decir adiós a la vida. Dejo de andar y empiezo a correr más rápido de lo que podría inaginar. Jamás habría imaginado que podría correr tanto. El hombre se empieza a quedar atrás, pero de repente empieza a correr más y parece que me alcance. Giro una esquina y me choco con alguien, alguien que me abraza, en seguida se que se trata de John.

-Corre. -Le digo a John, casi sin poder hablar de lo sofocada que estoy.

-¿Qué pasa? Me he asustado cuando llego a casa y no estabas.

-No hay tiempo, luego te explico, ahora ¡CORRE! -Me hace caso, pero se gira y ve que alguien nos sigue. Está muy en forma, corre muchísimo.

-¿Huyes de ese tipo? -Me pregunta, yo asiento, no puedo ni hablar. John se para y yo sigo corriendo como si mi vida fuese en ello. Pero John, que me llevaba un poco de ventaja, me coje del brazo y me lleva detrás de él. -Tranquila. -Yo estaba fatigada y quería hablar, pero no podía. El hombre llega y se pone delante de nosotros.

-¡Quita! -Le grita a John, pero este no le hace caso. El desconocido estira su puño con intención de hacerle daño, pero John lo esquiva y le pega él, consiguiendo tirarle al suelo. Al hombre le sangraba la nariz, quería levantarse, pero no podía.

-Déjala, cabrón. -John estaba realmente enfadado. Nunca le había visto asi. -Vamos. -Me coje del brazo, fuerte, pero sin hacerme daño. Lo hacía cariñosamente. Cuando estamos suficientemente lejos, rompe el silencio. -¿Quién era ese hombre? ¿Qué te ha hecho? -Me dice, rozando mi mejilla, entonces comprendo que sigue roja. Un segundo después veo que limpia algo, era sangre. -Vamos a curarte y me lo cuentas. -La verdad es que no me dolía nada, aunque si que notaba algo líquido bajando por mi cara.

Llegamos a su casa y me lo cura. Lo tengo tan cerca que solo quiero besarle, pero cuando termina, es él quien lo hace.

-Dime, ¿qué ha pasado? -Tras decirme esto se lo cuento, él escuchaba atentamente, y cuando termino, se queda unos segundos en silencio hasta que lo rompe. -Le he dado demasiado flojo.

-¿Flojo? Pero si le sangraba la nariz y no se podía ni levantar. -Le digo yo.

-Eso no ha sido nada, tendría que haberle hecho daño de verdad. A ti solo te toco yo. -Me dice con una sonrisa picarona, mientras se me acerca y me vuelve a besar. Me encanta.

De repente me acuerdo de una cosa, se ve que John se da cuenta, porque se aparta.

-¿Estás bien? Te has puesto pálida. -Normal, si el supiese...

Detrás de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora